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Siempre con el fundamento de nuestros valores

Luís Ciprés, Doctor en Medicina, especialista en Endocrinología y miembro de la Comisión Central de Deontología de la OMC, reflexiona en este artículo sobre la importancia de "los valores profesionales de siempre"cuya práctica, en situaciones excepcionales como la actual pandemia, se ha mostrado más necesaria si cabe. En su opinión la excelencia técnica, que ya se posee, no es suficiente para que la atención a las personas sea de calidad. 

 

En unos pocos meses muchas de las seguridades que formaban parte de nuestra rutina diaria se han puesto en entredicho y hemos descubierto que somos más vulnerables de lo que podíamos imaginar.

 
Los incesantes progresos de la medicina que caminan de la mano del avance tecnológico y científico parecían asegurarnos una vida sin demasiados sobresaltos que nos conduciría a una longevidad de calidad en la que el bienestar físico y emocional estarían bastante asegurados.
 
Era difícil imaginar que en pleno S. XXI una terrible e inesperada pandemia hiciera que se tambalearan gran parte de nuestras seguridades y que la vulnerabilidad del ser humano adquiriera una actualidad inesperada.
 
Casi parece increíble que un virus de unas micras de diámetro haya alterado de manera tan radical nuestra estabilidad personal y familiar así como el orden sanitario, económico y social mundial.  En cualquier caso las cosas están sucediendo de este modo y desde la profesión médica se esta dando una respuesta titánica y ejemplar a las exigencias profesionales y éticas que plantea esta difícil coyuntura. 
 
Me gustaría comentar algunos de nuestros valores profesionales de siempre, porque en situaciones excepcionales su práctica se hace más necesaria. La excelencia técnica, que ya la tenemos, no es suficiente para que nuestra atención a las personas sea de calidad.
 
Parece adecuado recordar la trascendencia de la relación médico-paciente. Ahora, más que nunca, debemos poner esfuerzo en cuidar la dimensión humana en el trato con  el paciente y sus familiares. Estamos haciendo un esfuerzo profesional colosal para dar la mejor asistencia posible en un contexto de dura sobrecarga laboral y limitación de recursos. Este esfuerzo conviene complementarlo con la paciencia y el trato amable y compasivo. Ellos lo necesitan y nosotros somos capaces de darlo.
 
En ocasiones será lógico el temor al contagio. Nuestro Código de Deontología (CD) nos recuerda que “el médico no puede negar la asistencia por temor a que la enfermedad o las circunstancias del paciente le supongan un riesgo personal” (Art. 5.3) y también “El médico no abandonara a ningún paciente que necesite sus cuidados, ni siquiera en situaciones de catástrofe o epidemia …/… (Art. 6.2). Esta claro que debemos hacer uso y exigir la protección idónea, pero una vez se den las circunstancias adecuadas hay que actuar y además hacerlo con decisión y eficacia.
 
 Es importante saber transmitir a los compañeros el conocimiento practico, clínico u organizativo, que vayamos logrando en el trabajo, para muchos distinto del habitual, que nos toca realizar en esta época. La  experiencia y el conocimiento científico que vayamos adquiriendo debemos compartirlos. El trabajo en equipo debe ser una exigencia profesional y ética que redundara en beneficio para los pacientes.
 
Los familiares deben estar necesariamente apartados de sus seres queridos enfermos, y los pacientes  se encuentran solos en sus habitaciones demasiados días. Comprender estas duras circunstancias, así como acompañar e informar sin cansancio todo lo que sea posible, puede ser otro buen objetivo para estas circunstancias. 
 
Quiero hacer dos peticiones finales, que me atrevería a afirmar ya no admiten demora en su solución, dirigidas a nuestras autoridades políticas:  la primera que financien con suficiencia la sanidad y la investigación; y la segunda, que vuelvan la mirada sobre las personas mayores y pongan los medios para cuidarlas como merecen.
 
“La profesión médica esta al servicio del ser humano y de la sociedad” (CD Art. 5.1) y por eso, y también en este escenario, los médicos nos auto-exigimos el poner los intereses del paciente y de la sociedad por encima de nuestros propios intereses.
 
Este es el compromiso de nuestra profesión del que nos debemos sentir orgullosos. 
 
Dr. Luis Ciprés
Doctor en Medicina. Especialista en Endocrinología
Miembro de la Comisión Central de Deontología 
 
 
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