La Dra. Carmen Fernández Jacob, oftalmóloga y presidenta de la Asociación de Médicos Escritores y Artistas (ASEMEYA), se suma a la ronda de recomendaciones literarias del especial de verano de Médicos y Pacientes. Su novela favorita para estas vacaciones es “El idiota” de Fiódor Dostoyevski.
La Dra. Fernández Jacob destaca que “El idiota” es “una obra que combina una lectura fácil con una profunda reflexión, característica típica en la narrativa de Dostoyevski que nunca pierde el ritmo y permite introducirse en la trama cada vez con más interés”.
Lo que más le atrae, según explica, es la forma original en que el autor trata el comportamiento del espíritu humano, mostrando cómo la bondad de algunas personas excepcionales es a menudo “confundida con idiotez por la gente común y vulgar”.
El protagonista de la novela, tal y como cuenta la doctora, es el príncipe Myshkin, un enfermo de epilepsia, la misma enfermedad que padeció Dostoyevski. Myshkin vive alejado del mundo en un sanatorio hasta que recibe una carta que le informa que es el heredero de una gran fortuna. Viaja entonces a San Petersburgo para cerciorarse de ello. Desde este punto, “el autor muestra a personajes muy variados que muestran reacciones muy diversas maneras ante la excepcionalidad de Myshkin”, señala. “Este personaje, al no haber conocido la maldad, es incapaz de creer en su existencia entre sus semejantes”, relata la Dra. Fernández Jacob.
La presidenta de ASEMEYA también resalta la originalidad de la narración, mencionando que “todos los protagonistas del libro se encuentran en un viaje en tren en el primer capítulo”. “El autor -señala- nos va presentando a cada uno de ellos, cómo son sus caracteres y las relaciones que establecen. Pero esto es algo que el lector irá descubriendo y disfrutando poco a poco en los siguientes capítulos de la novela”.
Una de las cosas que más le gusta de este libro a la doctora es que “cada capítulo leído de manera independiente constituye en sí mismo una narración única por lo que puede ser leído de forma discontinua. Sin perder el hilo conductor de la narración general; una gran ventaja para las lecturas veraniegas”.
Además, menciona que “Simone de Beauvoir después de leer ‘El idiota’ ya no pudo volver a leer más novelas, porque siempre que empezaba una nueva, la abandonaba y volvía a leer capítulos independientes de este gran libro de Dostoyevski una y otra vez. Y a mí, ahora, sobre todo en verano, me ocurre algo parecido”.
