Jorge Olcina: “El cambio climático es global y afecta prácticamente a todas las disciplinas de conocimiento, a todos los sectores económicos y a todas las capas sociales”

 

Afecta de dos maneras: 

 

1) A medida que sube la temperatura terrestre se pierde confort térmico en las diferentes regiones climáticas. Una de las más afectadas del planeta es la región mediterránea, donde a la propia subida de temperatura del aire se suma la subida de la temperatura del agua del mar. Todo ello hace que la permanencia de calor en el calendario sea cada vez mayor. Y afecta tanto la subida de las temperaturas máximas como sobre todo la subida de la temperatura mínima (aumento de las “noches tropicales, por encima de 20ºC) que genera agravamiento de enfermedades pulmonares o cardiacas previas. O llega a causar problemas cerebrovasculares.

 

 2) Al incrementarse los eventos atmosféricos extremos (lluvias torrenciales, olas de calor, temporales de viento, etc.) aumenta la exposición de la población a los mismos y por tanto es mayor el riesgo y la probabilidad de que se puedan perder vidas humanas por esta causa.

 

Por tanto, estamos ante un problema serio que debe motivar la puesta en marcha de medidas de adaptación de los territorios y su población a los efectos ya evidentes y previstos en las próximas décadas del actual proceso de calentamiento climático terrestre.

 

 

No, hay regiones que van a verse más afectadas que otras. De hecho, ya se están empezando a experimentar estos efectos diversos. Hay dos zonas del planeta especialmente sensibles a los efectos del calentamiento: el área subpolar del hemisferio norte (norte de Rusia, norte de Canadá, Groenlandia) que está registrando una pérdida acelerada de su masa de hielo, además más del propio Polo Norte que muestra una tendencia inquietantemente rápida de pérdida de su superficie helada. La otra zona es la cuenca del Mediterráneo, porque se trata de una cuenca marina cerrada que se están calentando de forma muy rápida y este hecho está alterando el comportamiento de los principales elementos del clima, esto es, temperaturas y precipitaciones. A ello se suman las zonas tropicales donde están cobrando gran intensidad fenómenos como los ciclones tropicales que generan graves daños económicos y pérdida de vidas humanas todos los años.

 

 

Por supuesto. La relación entre cambio climático y salud es evidente y cada vez más preocupante. Si nos preocupa el proceso actual de calentamiento no solo es por los efectos ambientales que está causando, sino por las consecuencias ya evidentes y previstas de dicho proceso en la economía y la sociedad. Esta última va a verse afectada por las consecuencias directas del cambio climático en la salud y, en algunas zonas por sus efectos indirectos (falta de lluvias) que genera y lo va a hacer cada vez más movimientos de poblaciones en busca de agua o expansión de vectores de transmisión de enfermedades (insectos) debido a que la subida de temperaturas agranda sus áreas de permanencia.

 

 

Porque el proceso de cambio climático es global y afecta prácticamente a todas las disciplinas de conocimiento, a todos los sectores económicos y a todas las capas sociales. Por ello las visiones de análisis deben ser múltiples. Como lo deben ser, también, las soluciones a aplicar para minimizar sus efectos.

 

 

Es una pieza básica, porque debe producirse una transmisión de soluciones científicas, técnicas y de fondos económicos, para que todos los países del mundo puedan desarrollar políticas y prácticas de mitigación y adaptación. Y aquí juega un papel fundamental la cooperación internacional. Además de la propia acción directa que se produce cuando un territorio se ve afectado por un evento atmosférico extremo (lluvias, ciclones, temporales) que causan daños y víctimas humanas. Por tanto, su protagonismo en el contexto de cambio climático que vivimos va a ir a más. Es una cuestión de justicia climática y de ética social y ambiental.