La deficiencia de yodo es la causa prevenible más prevalente de pérdida de coeficiente intelectual y daño cerebral en recién nacidos a nivel mundial
Madrid, 11 septiembre 2008 (Redacción)
Con sólo 5 gramos de yodo se cubren las necesidades de toda la vida, pero este elemento no se puede almacenar en el organismo y son necesarias pequeñísimas cantidades diarias, tal y como recuerda la doctora María del Carmen Millón, médico general y de familia en el Centro de Salud Viñuela en La Axarquía (Málaga) y miembro del Grupo de Yodo de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
Según informa esta doctora, en España existen, por razones geológicas, deficiencias nutricionales de yodo en todas las comunidades autónomas, cuyas consecuencias pueden pasar por el enanismo, sordomudez, apatía, retrasos del crecimiento, bocio y cretinismo, daño cerebral irreversible, pérdidas fetales y malformaciones. Al margen de la carencia de este elemento en el terreno, la presencia en la dieta de sustancias bociógenas como las coles, el maíz, los nabos o la soja, aumentan las necesidades de yodo en el organismo. Además, la existencia de elementos químicos en el entorno como algunos plásticos, pesticidas o materiales ignífugos, producen alteraciones tiroideas y afectan al equilibrio hormonal.
Las medidas básicas para combatir las carencias nutricionales de yodo pasan por la yodación universal de la sal, cuyo consumo sólo alcanza actualmente el 27% de los hogares españoles, y garantizar el aporte necesario a las gestantes y los niños con suplementos de yoduro potásico y una alimentación adecuada.
Más del 25% de embarazadas andaluzas, por debajo de los niveles recomendados
Andalucía es una de las comunidades que presenta niveles de yoduria más bajos junto con Extremadura y la Comunidad de Madrid, tal y como informa la doctora Inés Velasco, especialista en obstetricia y ginecología del Área Hospitalaria de Osuna (Sevilla). En general, todos los estudios realizados en gestantes en España indican grandes problemas de yododeficiencia, afirma la doctora Velasco. Según los datos preliminares del último estudio que analiza la situación de gestantes andaluzas, más del 25% de las embarazadas en esta comunidad autónoma presenta yodurias inferiores a lo recomendado, lo que puede suponer que den a luz bebés con puntuaciones bajas de coeficiente intelectual y presenten dificultades en el desarrollo de habilidades motoras e intelectuales.
Es muy probable que esta situación sea similar en el resto de comunidades autónomas, señala la doctora Velasco. Para esta médico, ?de la misma manera que el ácido fólico se considera imprescindible como suplemento durante el embarazo, debería serlo también el yoduro potásico para asegurar el aporte necesario de este elemento en embarazadas?. ?Quizás su efecto no sea tan visible como la carencia de ácido fólico?, añade, ?pero la deficiencia de yodo en la madre se encuentra entre las causas frecuentes de retraso escolar o trastorno de hiperactividad en los niños?. Es una de las conclusiones del estudio elaborado por la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, del que se extrae la necesidad de garantizar el aporte de los niveles de yodo recomendados en este grupo poblacional.
La doctora Millón también recuerda que resulta imprescindible que la mujer llegue a la gestación con un adecuado nivel de yodación y la importancia de iniciar el aporte, tanto de yodo como de ácido fólico, al menos dos meses antes de la gestación para que la madre que lacta aporte a su hijo el yodo necesario en la leche.
Entre el 7 y 10% de los escolares valencianos presenta bocio
Según la doctora Velasco, las comunidades que mejores niveles de yodo presentan son Cataluña, que cuenta con una campaña de yodación eficaz y el Principado de Asturias, que es de las que más tiempo lleva abordando el problema institucionalmente. El empleo de sal yodada en la población general y los suplementos de yoduro potásico a la población más susceptible (embarazadas, lactantes y niños pequeños) podrían eliminar los trastornos por déficit de yodo, como asegura la doctora María del Carmen Millón.
En este sentido, según el último estudio elaborado en escolares desarrollado en la Comunidad Valenciana, la prevalencia de bocio alcanza niveles entre el 7 y el 10% de los niños en edad escolar. Para la doctora Millón, el bocio es sólo una alteración estética y el menor de los efectos, pero añade que la deficiencia de este elemento conlleva otras consecuencias entre las que la Organización Mundial de la Salud destaca la pérdida de coeficiente intelectual entre 10 y 15 puntos.
