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Entrevista del Presidente de la OMC en la Revista «Medicina gaditana»:“Los recortes indiscriminados son ineficaces y salen caros”

Los servicios sanitarios deben estar sometidos a permanente revisión para no incurrir en el despilfarro. No obstante, esa “obligación ética”, que también compete al médico, ha quedado desbordada por medidas de recorte “indiscriminadas y desproporcionadas hacia los profesionales”, afirma el presidente del Consejo General de Colegios de Médicos, Juan José Rodríguez Sendín, en una entrevista concedida a «Medicina gaditana», la publicación oficial del Colegio de Médicos de Cádiz

Cádiz, 7 de noviembre 2012 (medicosypacientes.com) 

Los servicios sanitarios deben estar sometidos a permanente revisión para no incurrir en el despilfarro. No obstante, esa “obligación ética”, que también compete al médico, ha quedado desbordada por medidas de recorte “indiscriminadas y desproporcionadas hacia los profesionales”, afirma el presidente del Consejo General de Colegios de Médicos, Juan José Rodríguez Sendín, que reclama la participación del médico en los cambios para que el modelo futuro no deje de ser equitativo. La desmotivación del profesional, advierte, resulta más grave, incluso, que los propios recortes.

Desde los Colegios se insiste en la excepcionalidad de la Sanidad como prestación social. En un momento como el actual, ¿por qué parece tan difícil que se cuente con los profesionales para aportar vías de solución distintas y eficaces?

-El SNS es un sistema indiscutible de equidad y, por tanto, de cohesión social, y los médicos, desde los Colegios, siempre hemos colaborado en su mantenimiento. Somos los que tenemos un conocimiento preciso del Sistema y venimos realizando sistemáticamente propuestas para su sostenibilidad y mejora de las prestaciones. A cambio, lo único que hemos encontrado han sido medidas drásticas, recortes sistemáticos e indiscriminados de servicios y cambios en las condiciones de trabajo de los profesionales, sobre los que ni siquiera nos han consultado salvo en temas puntuales.

No podemos estar de acuerdo con el fondo y la forma con que se están haciendo los recortes porque, además de generar pérdidas de calidad en la asistencia a los pacientes, se están cambiando las reglas de juego de los profesionales y creando un estado crónico de desconfianza e incertidumbre. Llama la atención la desproporción de los recortes que sufren los profesionales sanitarios y los que tienen los responsables políticos, dirigentes de empresas públicas o semipúblicas, etc.

Puesto que en el sector sanitario especialmente el médico es quien pone la cara a los recortes, insistimos constantemente a los políticos para que nos digan dónde vamos y cuáles son los objetivos que pretenden alcanzar; para que nos den la oportunidad de colaborar y no impongan medidas que, a la larga pueden salir muy caras. En el momento en el que nos encontramos, es imposible lograr soluciones adecuadas sin la participación y el compromiso de los profesionales sanitarios y yo espero y deseo que, precisamente en tiempos de crisis, no se pierda el sentido común ni el de la responsabilidad.

-¿Qué debe cambiar y qué no para que el modelo estable de Sanidad con el que nos dotemos para el futuro sea estable y equitativo?

-Empezaré por lo último, Lo que nunca debe cambiar es la universalidad por derecho, no como concesión, financiada con impuestos, de la mejor calidad y con equidad. Si ésta se rompe, el SNS dejará de ser uno de los elementos fundamentales de cohesión social que en este momento es más necesario que nunca. Hasta ahora, no ha habido diferencias de clase social para solucionar todos los problemas de salud de la población española pero si al final esas desigualdades se producen los que saldrán perdiendo son los más desfavorecidos, los peor informados, los más débiles y frágiles, como por ejemplo, los ancianos, los enfermos mentales o los inmigrantes en situación irregular.

Respecto a los cambios necesarios, éstos tienen que partir de una financiación con presupuestos finalistas y un mecanismo de coordinación general sanitaria para todas las CC.AA.; de cambios legislativos; cambios en la evaluación para dejar de financiar aquéllos servicios superfluos o innecesarios y poder dedicarlos a otros eficaces y eficientes; cambios en la evaluación de las innovaciones clínicas y tecnológicas, y cambios también sobre el sistema retributivo y el modelo de ejercicio de los profesionales sanitarios.

-Los Colegios y, por ende, el Consejo General vienen sosteniendo una estrategia común que defiende la calidad asistencial por encima de cualquier medida de recorte. Cuando los ajustes perecen inevitables, ¿qué líneas no deben rebasarse para evitar un deterioro en la actividad asistencial?

-En estos momentos de crisis general, es necesario revisar o modificar aquello que sobra para adaptarlo a los cambios y al dinamismo de los avances médicos. Estos cambios son necesarios y no hacerlo, además, es despilfarro. Los médicos tenemos la responsabilidad y la obligación ética de revisar lo que hacemos porque decidimos sobre la pequeña pero importante porción del SNS que gobernamos. Por ejemplo, hay pruebas que, probablemente, estemos haciendo en exceso y otras que estemos haciendo pocas y habría que hacer más. Esto es una cosa, y los recortes indiscriminados para ajustar unos presupuestos en constante recesión son otra diferente. Y éstos no solo son injustos, sino que, además, pueden ser ineficaces y hasta salir caros.

Pero la línea roja que nunca debemos traspasar es la que afecte a la calidad asistencial de los pacientes y la que rompa la equidad que hemos tenido hasta ahora. Y un determinante de la merma de calidad asistencial son, sin duda, las listas de espera diagnósticas y quirúrgicas.

-De incurrir en errores como no dar participación a los profesionales o imponer medidas sin el necesario diálogo, ¿no se corre el riesgo de que el futuro modelo quede definido y lastrado por medidas adoptadas para tiempos de crisis?

-Los profesionales somos los que mejor conocemos el sistema y por ello pedimos insistentemente participar en las decisiones y medidas que adopten las Administraciones. Y no sólo los profesionales, sino todo el sector sanitario debe participar para evitar, precisamente, que se adopten decisiones inadecuadas por políticos sin experiencia.

-Los Colegios también han alertado de la progresiva desmotivación de los profesionales. ¿Está comenzando el médico a perder la necesaria identificación con el medio en que desarrolla su actividad?

-Los profesionales nos enfrentamos a un cambio en las condiciones de nuestro trabajo, que lleva implícita una progresiva pérdida de poder adquisitivo, déficit formativos en los residentes o cúmulo de cupos asistenciales de alta frecuentación en la Atención Primaria. Todo esto provoca indefensión en el médico entre la incertidumbre y miedo al futuro y ante su deber ético de atención a los pacientes por encima de cualquier otra consideración, lo que es más grave que los propios recortes en sí. Desconocemos dónde y cuándo termina el recorte extraordinario que se está realizando sobre el SNS y para qué sirve y cuáles son los logros que se persiguen y se consiguen.

Colegios y profesionales tenemos que poner en evidencia todas estas situaciones porque tienen consecuencias directas sobre la motivación profesional y provocan una medicina defensiva rechazable en cualquier caso que conduce a la pérdida de calidad en la atención sanitaria y a un encarecimiento inútil.

-¿Le preocupa que se dañe la relación entre médico y paciente?, ¿no cree que en el contexto actual les corresponde actuar más que nunca al unísono? Les une la defensa de una Sanidad de calidad…

-Nuestro Código de Deontología Médica establece que nuestra profesión está al servicio del ser humano y de la sociedad y nuestro deber primordial reside en el paciente y en el cuidado de su salud. Tenemos que velar porque nuestros pacientes no pierdan la calidad asistencial que necesiten y que están acostumbrados a recibir. Un ejemplo evidente de esa unión con el paciente, ha   sido la actuación decisiva de la OMC y de todos los colegios ante las medidas de Sanidad en relación a la atención a los inmigrantes en situación irregular, en la que hemos antepuesto nuestro deber deontológico de atender a todos los pacientes, algo que el Ministerio de Sanidad se ha comprometido a respetar, independientemente de la facturación de la asistencia que es una cuestión administrativa o de las medidas a adoptar para proveerlos de medicamentos.

-¿No estaría el médico ante una ocasión única para tratar de recuperar su reputación ante la sociedad mediante la unión y de la mano de sus representantes?

-Afortunadamente, los médicos mantenemos como en las dos últimas décadas una gran reputación, la máxima reputación social. Otra cuestión es la gran preocupación que se tiene por la sanidad ante la situación generada con los recortes, que ha pasado de ser uno de los asuntos que menos incertidumbre generaba, donde se sentía segura la población a pasar la sanidad al cuarto puesto de los temas que más preocupan a los españoles. 

Lo que si es necesario para ayudar a salir de esta situación es la unión de todos los profesionales, desde los colegios, los sindicatos médicos, las sociedades científicas, las universidades, los estudiantes,…En este sentido, creo que la labor del Foro de la Profesión Médica en el que están representados todos los colectivos y también la OMC, cumple un papel primordial para remar todos en la misma dirección y exigir a las administraciones públicas el consenso necesario para abordar las reformas precisas. Porque es igualmente necesario que todas las fuerzas políticas alcancen un acuerdo al máximo nivel para salvaguardar la sostenibilidad del SNS y el mantenimiento de la suficiencia presupuestaria del Sistema público vía impuestos para mantener universalidad, equidad y calidad.

– ¿Por qué los Colegios defienden que la colegiación ha de ser universal?

-Los colegios de médicos tienen su razón de ser como garantes de la buena práctica médica ante los ciudadanos y, por ello, tienen la irrenunciable justificación ética y social de regular y controlar la profesión con carácter obligatorio. En ninguna parte del mundo se deja al mercado o a la interpretación individual la regulación y control de las profesiones sanitarias, así como el establecimiento de normas de comportamiento imposible de fijar en leyes. Ninguna legislación internacional duda de la necesidad de un órgano autónomo e independiente del poder político, regulador con carácter universal para las profesiones sanitarias especialmente para médicos. La exigible incorporación a un colegio para el ejercicio de la profesión médica, cualquiera que sea el ámbito de actuación, se justifica, no en atención a los intereses profesionales, sino como garantía de los intereses de sus destinatarios, ciudadanos y pacientes. 

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