El proyecto de Coopera Euskadi, avalado por cinco colegiadas del Colegio de Médicos de Bizkaia, será el destinatario de la subvención de la II Convocatoria organizada por la corporación vizcaína
Después de haber evaluado todos los proyectos que se han presentado a la II Convocatoria de Subvenciones a proyectos Sanitarios o Sociosanitarios del Colegio de Médicos de Bizkaia, su Junta Directiva ha decidido apoyar el proyecto «Consumo exclusivo de agua potable para conservar y/o mejorar la salud de la población usuaria del hospital Vouga. Cunhinga. Bie. Angola», un proyecto de la ONGD Coopera Euskadi que ha sido avalado por cinco colegiadas del CMB y para el cual solicitaron 5695,86 euros de subvención.
El próximo mes de noviembre, una representación de la Junta Directiva del Colegio de Médicos de Bizkaia con su presidente, Cosme Naveda, a la cabeza se reunirá con los responsables de Coopera Euskadi así como con las médicas vizcaínas voluntarias para hacerles entrega de la subvención y para firmar un convenio de colaboración con la ONGD a través del cual el CMB asumirá el compromiso de seguir difundiendo sus actividades.
El proyecto, que será cofinanciado por varias organizaciones vascas, garantizará el abastecimiento de agua potable a todas las personas usuarias del hospital así como a dos núcleos de población rural, unas dos mil personas en total, que verán cómo su salud mejora radicalmente al alejarse del nocivo consumo de agua contaminada, una práctica ampliamente extendida en Angola, el tercer país del mundo con menos acceso al agua potable. Según un informe de UNICEF (Água e Saneamento no OGE 2016) únicamente el 44% de la población urbana y el 22% de la población rural de este país dispone de acceso a agua potable.
Un grupo de médicas voluntarias
En 2014, un grupo de colegiadas del CMB visitó por primera vez el hospital Vouga, situado en el municipio de Cunhinga en la provincia de Bie, Angola. Desde entonces colaboran con este centro que los misioneros redentoristas de la Missão Católica do Vouga-Cunhinga mantienen en régimen de gestión público privado y que tiene capacidad para 300 camas, de las que actualmente se usan aproximadamente 150.
El Estado sostiene al personal, compra la maquinaria y los materiales y aporta la gasolina del generador, pero para poder ofrecer una buena atención a sus pacientes, el hospital Vouga necesita de la ayuda internacional. Esta es la que le permite disponer de una farmacia bien dotada donde los medicamentos se dispensan a un precio simbólico; ofrecer formación extra al personal sanitario o realizar campañas de sensibilización sobre prevención de patologías diversas. Dentro de esta ayuda, también juega un importante papel el del voluntariado, como el que el grupo de médicas vascas lleva a cabo en las áreas de Ginecología y Obstetricia y Medicina General.
El hospital Vouga está bien dotado de maquinaria, pero tiene carencias muy importantes: la única fuente de agua es un pozo con bomba de mano situado en el exterior del hospital, lo que garantiza el abastecimiento de agua, pero no su potabilidad. De hecho, una de las primeras cuestiones que observaron las médicas al comenzar su trabajo como voluntarias es que el 90% de la población que ingresa en el hospital registra clínica intestinal, bien como enfermedad principal o como secundaria. Se dieron cuenta también, al revisar los historiales, de que las enfermedades intestinales eran importantes todo el año, y prevalentes en la época de lluvia. Esto les llevó a organizar una campaña de sensibilización utilizando materiales propios: confeccionaron carteles para colgar en las estancias del hospital, y estructuraron charlas dirigidas a la población local que fueron muy bien acogidas principalmente por las organizaciones de mujeres, las cuales se mostraron dispuestas a trabajar por mejorar la salud de sus vecinas y vecinos a través de las medidas de higiene que las voluntarias proponían: hervir el agua de consumo humano, lavarse las manos etc., En esta iniciativa, las médicas contaron también con el compromiso del personal hospitalario.
Tras realizar varios talleres, llegaron a la conclusión de que en la época de lluvias subía el nivel freático en los pozos y que el agua de consumo habitual se contaminaba al entrar en contacto con la de los pozos negros, por lo que la solución pasaba por instalar una potabilizadora que asegurara que el pozo que sirve al hospital y a los dos núcleos de población, suministrara agua apta para el consumo humano.
Unida a las prácticas de higiene explicadas en los talleres, la potabilizadora garantizará a la población de Vouga-Cunhinga unas condiciones de vida saludables que podrán medirse de forma objetiva a través del registro de las enfermedades gastrointestinales de las personas beneficiarias del proyecto.
