miércoles, julio 3, 2024

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Dra. Virginia Durán: “Ser cooperante me ha enseñado a echar siempre el paso hacia delante, también en esta crisis sanitaria”

La doctora Virginia Durán trabaja en la Unidad de Cirugía de Urgencias del Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Universitario Virgen del Rocío (Sevilla), y además es médica cooperante desde hace muchos años en zonas como el Sáhara, una experiencia que ante situaciones tan adversas como la actual, en primera fila frente a la Coivd-19 “me ha enseñado a echar siempre el paso hacia delante”- asegura

La cirujana expresa su preocupación ante las consecuencias que esta crisis sanitaria puede tener en el ámbito de la cooperación internacional porque muchas misiones se han visto interrumpidas y muchas personas cuya asistencia depende básicamente de la cooperación internacional “van a quedar sin atender hasta que nos recuperemos de esta situación” al igual que va a suceder con los programas de formación que se llevan a cabo con los profesionales de otros países, que se van a ver interrumpidos” – lamenta.

En esta entrevista relata su día a día en la primera línea frente a la Covid-19 en uno de los mayores centros hospitalarios de Andalucía. Una labor especialmente dura al hacer frente a las intervenciones quirúrgicas con dos trajes de protección que dificultaban su trabajo, en un contexto donde – explica – todo el personal está afectado por estrés, desconcierto y miedo. Lo peor de esta pandemia es “enfrentarse a la muerte de pacientes y compañeros, una situación que ha mermado la salud mental de muchos compañeros”.

¿Cuál ha sido su trabajo durante estos dos meses de crisis sanitaria?

Mi labor durante los últimos meses ha consistido fundamentalmente en asegurar el correcto tratamiento de los pacientes que requieren una intervención quirúrgica urgente durante este periodo. En particular, hemos tenido que desarrollar una serie de protocolos específicos para la asistencia a pacientes que requieren una intervención quirúrgica urgente y que además presentan la particularidad de tener una infección activa por COVID. Estos protocolos pretenden establecer un circuito claro para estos pacientes diferenciado del circuito habitual de tal manera que se asegure una correcta asistencia al paciente COVID positivo a la vez que se protege a otros pacientes negativos de la transmisión intrahospitalaria.

 ¿Cómo se ha vivido en un centro hospitalario como el suyo la pandemia?

 Con mucho trabajo, esfuerzo y capacidad de adaptación por parte de todos los profesionales, cada uno en el papel que le ha tocado vivir. Desde los profesionales que han estado en primera línea atendiendo a pacientes COVID positivos, así como el resto de profesionales que han tenido que adaptar su labor habitual (consultas telefónicas, selección de pacientes no demorables, etc) para asegurar la atención de los pacientes y que no se vea afectada su asistencia como consecuencia a esta pandemia.

 ¿Cuáles han sido los puntos fuertes y débiles en la gestión de esta crisis en su hospital?

Pienso que la actitud de los ciudadanos cumpliendo el confinamiento ha ayudado mucho a nuestra gestión. La llegada progresiva de los casos nos ha permitido organizarnos y dar asistencia a los mismos. Una de las claves de esta buena gestión ha sido el dividir desde el inicio la urgencia hospitalaria en pacientes con sospecha COVID y sin sospecha de la misma, permitiendo dar asistencia correcta a todos los pacientes evitando contagios intrahospitalarios. Del mismo modo, la adaptación y apertura progresiva de plantas aisladas que atienden exclusivamente a pacientes COVID así como el circuito de pacientes que han requerido en ingreso en UCI COVID, ha supuesto uno de los puntos fuertes de nuestra asistencia. Quizás, como en otras instituciones y probablemente por motivos ajenos a nuestra gestión, uno de los puntos débiles que hemos tenido ha sido el testado tardío de los profesionales sanitarios. Una identificación precoz de posibles portadores asintomáticos entre el personal sanitario, con test fiables, hubiera permitido hacer una selección más segura del personal sanitario que debe estar trabajando y el que debe permanecer en cuarentena.

 ¿Cuál es la situación más dura a la que se han tenido que enfrentar?

Por lo general, como para cualquier cirujano, la intervención quirúrgica de un paciente COVID positivo o con alta sospecha de serlo es una situación bastante dura y en particular en cirugía urgente o emergente, desde la toma de decisiones inicial hasta la propia intervención. Si, como hemos visto ya en muchos relatos, el llevar el traje completo de protección durante un tiempo determinado es físicamente duro y puede dejar incluso la piel marcada o con heridas, a esto hay que sumarle la colocación del traje quirúrgico habitual para la asepsia durante la intervención. Colocarse, mantener durante la intervención y retirar dos trajes de protección, es duro. Mantenerse vestido con tanta ropa especial, las gafas, la pantalla… durante una intervención quirúrgica es físicamente duro, además de dificultar la propia cirugía por problemas de empañamiento de las gafas y las pantallas de protección.

 ¿Estamos preparados para un rebrote?

Creo que la experiencia del brote inicial nos hace tener más clara la forma de actuar ante un posible rebrote. No obstante, en caso de que ocurriese, que nuestro sistema sanitario pueda o no dar respuesta va a depender del número de afectados y de cómo progrese el número de los mismos en el tiempo. Si vuelve a aparecer un brote con un número elevado de afectados en poco tiempo, de seguro, y por más preparados que nos encontremos, no vamos a poder dar la respuesta esperada.

 ¿Cómo es el estado de salud ahora de los sanitarios que llevan semanas en la trinchera? ¿Se cobrará esta crisis una factura en la salud mental de los trabajadores?

Pues desgraciadamente hemos tenido que enfrentarnos ante la muerte de compañeros y a otros muchos que han sufrido afectaciones graves por este virus y son, sin duda, éstas las peores consecuencias que nos han traído a los sanitarios esta pandemia. Por otro lado, casi todos los profesionales sanitarios se han visto afectados por una importante situación de estrés, desconcierto, miedo y en ocasiones de injusticia. Desde la situación de estrés continuo por la exposición en el trabajo, hasta el miedo de llegar a casa y poder contagiar a tus seres más queridos. Esto ha hecho que muchos profesionales, en función de su capacidad de gestionar el estrés, hayan presentado mermas importantes en su salud mental y que la situación de incertidumbre actual no ayuda a mejorar.

 ¿Han tenido apoyo psicológico? ¿Y material de protección?

En nuestro hospital, los profesionales sanitarios que lo han precisado han tenido a su disposición apoyo psicológico por parte de la Unidad de Salud Mental. En mi caso, afortunadamente, no he experimentado ningún problema en cuanto al material de protección. Cada vez que lo he precisado, he dispuesto del material adecuado para protegerme.

 Usted es cooperante ¿le ha aportado algo su labor cooperante para afrontar esta dura situación?

Pues si, el “echar el paso hacia delante”. Mi condición de médico cooperante no me ha dejado dar pasos atrás por miedo o dejar que otros hagan esperando a que se me solicite. Considero que la actitud de cualquier médico cooperante debe ser proactiva, mostrándose voluntario para lo que se requiera y participando activamente en la gestión de la crisis en la medida de lo posible. Como dice la persona más sabia que conozco, mi madre, “a cooperar se empieza en casa”. No entendería a un médico cooperante que no mostrara esta actitud proactiva en una crisis como esta en la que los que necesitan de cooperación son nuestros propios pacientes o nuestros propios compañeros.

 ¿Cómo puede afectar esta pandemia global al ámbito de la cooperación?

De forma muy negativa. Todos los viajes de cooperación se han visto suspendidos, en concreto, nuestro grupo tenía prevista una campaña quirúrgica en los campamentos de personas refugiadas Saharauis en Argelia y salíamos justo la semana en la que se decretó el estado de alarma. Muchas misiones se han visto interrumpidas y muchas personas cuya asistencia depende básicamente de la cooperación internacional, van a quedar sin atender hasta que nos recuperemos de esta situación. Los programas de formación que se llevan a cabo con los profesionales de otros países se verán interrumpidos. Además, la situación de crisis económica que acompaña a esta pandemia probablemente influya bastante en la partida económica que se destine a cooperación internacional en los próximos años.

 ¿Están los países en desarrollo preparados para afrontar algo así?

Cualquier persona que haya vivido esta crisis en un país “desarrollado” es capaz de entender la dificultad de enfrentar algo así en un país en desarrollo. En función del lugar del que hablemos nos podemos encontrar desde condiciones socioculturales que imposibiliten un aislamiento o confinamiento correcto, hasta imposibilidad de acceso a agua para hacer un correcto lavado de manos. Cuando has tenido la oportunidad de vivir y trabajar codo con codo con compañeros de otro país y has compartido con ellos las carencias de tu sistema sanitario, comprendes rápidamente, la devastación que podría causar un problema así en determinados lugares y miras con miedo día a día las noticias y preguntas a tus compañeros de otros lugares del mundo esperando que la respuesta sea que siguen sin tener ningún caso.

 ¿Debe ahora la cooperación sanitaria centrarse en llevar lo aprendido a estos países?

Efectivamente, ahora nos toca trabajar desde casa e informar a nuestros compañeros de otros países sobre nuestra experiencia con esta pandemia. En este sentido, la organización SEMG Solidaria, de la que formo parte de su patronato, en coordinación con la Sociedad Nicaragüense de Medicina General (SONIMEG) ha organizado una serie de conferencias on line en la que han participado numerosos profesionales españoles (anestesistas, neumólogos, cirujanos, psicólogos, ginecólogos, etc…) ofreciendo su experiencia en el tratamiento de pacientes COVID positivos para cada especialidad con el fin de favorecer la formación en cada uno de los ámbitos que se pueden ver afectados por la pandemia.

 ¿Cómo definiría el papel de los profesionales sanitarios en esta pandemia?

Pues son los que le están dando solución a la misma. Desde el trabajador que día a día a pesar de sus miedos hace su trabajo lo mejor que puede, hasta aquellos que organizan de la mejor forma los servicios para hacer que el hospital funciones de forma correcta. Como a muchos otros compañeros, no me gusta la denominación de “héroes”, sobre todo porque no nos gusta que se hable del coronavirus como un “villano”, de esta forma, parece que se pulen responsabilidades y se le echa la culpa al “malvado virus”. Tampoco nos gusta que se nos glorifique y se nos anime en los malos momentos para que sigamos al pie del cañón si posteriormente se nos va a tratar como privilegiados por mantener nuestro trabajo y cobrar sueldos elevados (con información imprecisa, además).

¿Cree que todo lo vivido hasta ahora puede ser un punto de inflexión para replantear el Sistema Nacional de Salud y cuidar más a los profesionales?

Ojalá sea así, sin embargo, creo que la crisis económica consecuencia de la pandemia va a hacer que se nos maltrate aún más. La memoria del hombre es caprichosa y se acuerda de lo que quiere acordarse y además es manipulable. Ojalá me equivoque.

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