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Dr. Josep Fumadó: “Debería cambiarse el sentido de la discriminación que existe para el médico rural y volverla positiva”

El factor social no puede pasarle desapercibido al médico rural, como constata el doctor Josep Fumadó, representante nacional de Médicos de Atención Primaria Rural de la Organización Médica Colegial en esta entrevista concedida a la Revista “Profesiones”, de Unión Profesional. El contacto constante, no solo con el paciente, sino con su entorno, impide al profesional el aislamiento de una realidad en la que interviene constantemente. Josep Fumado es médico rural en Tarragona. Con la ayuda de la tecnología, su labor se sofistica, aunque todavía detecta carencias. En esta entrevista explica cómo el entorno limita, pero también ofrece lecciones impagables, lecciones de vida

Madrid, 8 de noviembre 2011 (medicosypacientes.com)

Doctor Josep Fumadó.

-¿Sigue siendo el geográfico el factor principal y definitorio de la profesión del médico rural?

-Efectivamente, el factor geográfico y la densidad de población son los factores que mejor definen la profesión del médico rural. En mi caso ejerzo, desde hace 28 años, en el municipio de Sant Jaume d´Enveja (Tarragona), en la desembocadura del río Ebro, con una población censada alrededor de 3.500 habitantes, repartidos en tres núcleos de población: Sant Jaume, con 3.000 habitantes; Els Muntells con 540; Balada con 40; la isla fluvial de Gracia, con dos familias permanentes; y la isla fluvial de Buda, con más variabilidad en función de las épocas de caza y pesca. A esta población hay que añadir la «ambulante» no censada que ocupa una urbanización en la playa, un camping, algunas colonias y masías; ello quiere decir que en Semana Santa y en verano la afluencia de gente se duplica como mínimo. La población trabaja en la agricultura ?cultivo del arroz y hortalizas?, la construcción, la pesca y un poco en el sector turístico. Actualmente, la cobertura sanitaria asistencial la desarrollamos dos médicos y dos enfermeras; de la cobertura nocturna se ocupa otro equipo, compuesto por un médico y una enfermera.

– ¿Existen diferencias sustanciales entre el profesional que ejerce en ciudad y el que ejerce en el entorno rural?

-En la medicina rural hay que destacar la cercanía con nuestros pacientes; la misma que una relación de confianza que, a su vez, crea cierta adherencia a los consejos médicos de todo tipo, como cuestiones de salud pública, cuidado personal, aspectos preventivos, cumplimiento de los tratamientos, etc. En el medio rural, por lo general, los desplazamientos para visitas a domicilio son mucho más largos y, en ocasiones, encontramos grandes dificultades para llegar a los pacientes. Ocurre, sobre todo, en los pueblos de alta montaña, donde en invierno, con las nevadas, puede resultar dificultoso el acceso. En el medio urbano, por lo general, no existe este tipo de dificultades, mientras que en el medio rural la diseminación de la población es un factor a tener en cuenta.

– ¿Cuáles han sido las experiencias que más le han definido en el transcurso de su carrera como médico rural?

-Hasta que me integré en el equipo básico de salud de Amposta, estuve ejerciendo catorce años, veinticuatro horas al día, con fines de semana alternativos. El aislamiento que comporta el medio rural, en mi caso a 40 km del hospital de referencia, conlleva que seamos los primeros actores en intervenir en los problemas de salud graves que suceden en la zona. En los primeros años, y recién licenciado, cuando iba a visitar a los pacientes a domicilio me permitía el «lujo» de sentarme en la cabecera del paciente, tomar un café y conversar; esto me permitió conocer en profundidad las inquietudes y problemáticas de mis pacientes. Fue entonces cuando empecé a desarrollar la habilidad, tan importante en medicina, de saber escuchar. Tengo el privilegio de ejercer la medicina en el mismo pueblo donde nací; el mismo donde vive toda mi familia. Conozco el medio. La experiencia ha sido siempre especial en el sentido de que cuidé durante muchos años y acompañé en los últimos minutos de su vida, sentado en su cabecera, a la mujer que ayudó a traerme a este mundo: la señora Pepeta. Ella era la encargada de los partos en el pueblo antes de que hubiera médico. Al tratar, en los primeros años, a toda una población dedicada a la agricultura, me di cuenta de que mi vocación de médico de familia había sido acertada. Podía desarrollar una medicina polivalente ?cirugía, traumatología, ginecología, psiquiatría? que era, y es, lo que más me gusta. Durante los diez primeros años viví solo en una pequeña casa del pueblo y cuando algún vecino tenía problemas familiares, aquel era su refugio.

– ¿Qué herramientas del Sistema Nacional de Salud (SNS) diría que «empoderan» al médico rural?

– Las nuevas tecnologías en el medio rural, como la Historia Clínica Electrónica (HCI), son herramientas fundamentales para la mejora de la Atención Primaria rural; Internet permite incrementar la Formación Médica Continuada (FMC), impensable hace unos años. Hay médicos en toda la geografía española -aún pocos- que se han formado en Ecografía Clínica, por ejemplo, y que utilizan esta técnica como exploración complementaria rutinaria, con lo que el médico rural sale muy reforzado por el alto grado de satisfacción de la población.

– ¿Redefinen las nuevas tecnologías, de alguna manera, el rol del médico rural?

– Las nuevas tecnologías sitúan al médico rural en un lugar privilegiado; mejoran el acceso a la FMC y permiten aminorar la discriminación negativa que ha sufrido durante tantos años el médico rural.

-¿Qué carencias detecta en el SNS para aquellos que ejercen en entornos aislados? ¿Qué cambiaría o mejoraría?

– Debería cambiarse el sentido de la discriminación que existe para el médico rural y volverla positiva. Y me explico. Actualmente, la carrera profesional de los médicos urbanos y rurales de atención primaria se mide con los mismos parámetros, tanto para la investigación como para la docencia. Mientras, el médico urbano tiene todas las facilidades que ofrece poder formarse en una ciudad, el médico rural se encuentra con unas barreras que no le permiten competir en igualdad de condiciones, traduciéndose esta diferencia en una merma profesional y económica. También creo que se debería facilitar la formación y el acceso a la ecografía en el medio rural, lo que mejoraría el nivel de resolución en este medio.

– ¿El médico rural como vertebrador social-hiperlocal?

– Desde siempre el médico rural ha sido un vertebrador social-hiperlocal, más en municipios pequeños. El médico, en su esencia, ha de considerar a todas las personas como iguales, por encima de raza, ideología, religión y estatus social; ahí radica la importancia
de esta profesión.

– ¿Qué opinión tiene de relatos de ficción contemporáneos como «Doctor
en Alaska» o «Doctor Mateo»?

-Aunque no sigo las series y, en general, la televisión por falta de tiempo, lo poco que he visto, aunque ficción, dados los tiempos que vivimos de escasez de médicos, no lo veo mal, en el sentido de generar ilusión en escolares hacia la medicina.

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