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Dr. Antonio Ares Camerino: “Pánico en el hospital”

El Dr. Antonio Ares Camerino, delegado territorial Bahía de Cádiz, del Colegio de Médicos de Cádiz, analiza en este artículo de opinión la actual situación de coronavirus y asegura que debe ser considerado como Enfermedad Profesional entre los profesionales sanitarios y socio sanitarios que atienden a los enfermos

Dr. Antonio Ares Camerino, delegado territorial Bahía de Cádiz, del Colegio de Médicos de Cádiz

 
Ese es el nombre de la película basada en una novela de Robin Cook que fue llevado al cine en el año 1994 con el título de “Mortal Fear”. Protagonizada por Joanna Kerns y Gregory Harrison, no pasará a la historia del cine ni por su dirección, ni por la interpretación de sus actores, ni por la trama. Con el mismo título, en el año 1977, fue estrenada otra cinta homónima, de peor calidad, si cabe, que la anterior. en ambas la trama es de intriga y conforman sendos thriller trepidantes que transcurren en un hospital y que tienen como argumento enfermedades raras que supone un peligro para la humanidad y tratamientos  descubiertos que caen en manos de organizaciones malvadas que ponen en jaque a millones de personas.
 
De miedo y de pánico entiende bien Irene Wagner, protagonista de la novela corta del escritor austriaco Stefan Zweig titulada “Angst”.
 
El pánico universal provocado por la epidemia del Coronavirus (Covid-19) no sólo es una cuestión sanitaria, es la causa y el motivo de un cataclismo de consecuencias imprevisibles. A la crisis de 2008 se le vio venir, esta nos ha dado en la cara sin que nos demos cuenta. De lo económico a lo social, de los sanitario a lo político, de lo turístico a lo deportivo, de las conjeturas a las fake news. Por millones se puede contar las informaciones torticeras, mal intencionada y no contrastada que inunda a diario las redes sociales. Muchas con sorna, otras con interese espurios, y muy pocas con sentido común.
 
Nunca antes habíamos asistido a una alarma de tales dimensiones. Nunca antes la información sobre la evolución de una enfermedad ha sido tan al instante. De los muertos por hambre ni nos acordamos, de los caen intentando migrar nos hemos olvidado. Nunca antes la “conspiranoia” había calado tan hondo.
 
La contagiosidad de este virus, de origen animal, puede ser similar a la de la gripe humana, que el año pasado provocó en nuestro país 6.300 muertos. Para tener una idea de la dimensión del coraonavirus no hace falta hablar de la gripe española de 1918 con más de cuarenta millones de muertos, o de la gripe de Hong Kong de 1968 que dejó una estela de un millón de fallecidos. La gripe a de 2009 provocó más de 20.000 muertes. El problema añadido no es sólo su capacidad de contagio, sino el periodo de incubación, que se calcula en dos semanas. Tiempo suficiente para dar dos veces la vuelta al mundo dejando una estela viral.
 
Esta crisis pandémica ha dejado de ser un problema de casos importados para convertirse en un problema nuestro. Lo peor de todo es que la solución se ha transformado en parte del problema. Los Centros Sanitarios, tanto de Atención Primaria como Hospitalaria, son los primeros focos que están en el punto de mira. Los Centros Socio Sanitarios, fundamentalmente residencia y centros de día de personas mayores, son los más vulnerables en poder tener las consecuencias desastrosas de una ristra  de fallecidos.
 
Las medidas adoptadas por el Gobierno y las CC AA van en la línea de evitar las concentraciones de personas que puedan provocar un contagio masivo. Colegios, universidades, empresas, eventos deportivos de toda índole, congresos, festivales, conciertos, y una larga lista han sido cancelados. Todo sea por la Salud Pública. Hemos pasado de una fase de contención a la fase de contención extrema. Posiblemente antes de llegar a la fase de contagio masivo nos queden otras de contención con otros adjetivos calificativos más alarmantes.
 
En el anterior brote de Gripe A el Ministerio de Trabajo, a los pocos días de los contagios, sacón una resolución en el Boletín Oficial del Estado por la que declaraba que todos los casos que se declarasen iban a ser considerados como enfermedad común, incluso en el personal sanitario.
 
Recientemente el mismo Ministerio competente en la materia ha resuelto que los casos de cuarentena, domiciliaria u hospitalaria, sean considerados como enfermedad común. Lo que supone una carga económica para las empresas, que tendrán que abonar íntegramente los tres primeros días de salario, y para la población trabajadora que verá reducida sus retribuciones en un cuarenta por ciento entre el cuarto y vigésimo primer día de la baja.
 
En cuanto al Personal Sanitario y Socio Sanitario contagiado y en cuarentena se deberán adoptar medidas excepcionales para que dichos procesos puedan ser considerados Enfermedad Profesional (EP), con lo que ello supone de beneficios y derechos para los profesionales que con abnegación y entrega están en  la primera línea de la pandemia.
La EP viene definida en el Art. 116 de la Ley General de Seguridad Social: “la contraída a consecuencia del trabajo ejecutado por cuenta ajena en las actividades que se especifiquen en el cuadro que se apruebe por las disposiciones de aplicación y desarrollo de esta Ley, y que esta proceda por la acción de elementos o sustancias que en dicho cuadro se indiquen para cada enfermedad profesional”.
 
El Real Decreto 1299/2006 de 10 de noviembre, por el que se aprueba el Cuadro de Enfermedades Profesionales en el Sistema de la Seguridad Social, en su Grupo 3, apartado A recoge que se considerará EP  las “Enfermedades infecciosas causadas por el trabajo de las personas que se ocupan de la prevención, asistencia médica y actividades en las que se ha probado un riesgo de infección (excluidos aquellos microorganismos incluidos en el grupo 1 del R.D. 664/1997, de 12 de mayo regulador de la protección de los trabajadores contra los riesgos relacionados con la exposición a agentes biológicos durante el trabajo). 
 
El Coronavirus no aparece en dicho grupo, por lo que puede ser considerado agente biológico capaz de producir una Enfermedad Profesional o cuando menos un Accidente de Trabajo. 
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