La llegada del calor implica numerosos riesgos para la salud, y uno de los colectivos más vulnerables en esta situación es el de las personas mayores.
El Dr. Francisco Tarazona, vocal de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, explica en esta entrevista a Médicos y Pacientes cómo actuar con las personas mayores con la llegada de las altas temperaturas. Así, el especialista da las claves de prevención y actuación ante una posible situación de riesgo.
Las personas mayores son un colectivo especialmente vulnerable ante el calor, ¿por qué?
Como recordamos desde la SEGG todos los años por esta fecha las personas mayores son un colectivo especialmente vulnerable ante las altas temperaturas. El motivo obedece a factores fisiológicos como la menor percepción de la necesidad de hidratación asociada a la menor sensación de sed, lo que provoca un descenso de la ingesta de líquidos. Asimismo, enfermedades concretas que provocan una menor funcionalidad y una menor capacidad de expresión dificultan o impiden el acceso a la hidratación o a la solicitud de la misma a familiares o cuidadores. Por ello, la posibilidad de padecer los efectos de la deshidratación o la hipertermia en este grupo etario es mayor.
¿Qué patologías asociadas al calor suelen ser más habituales en estas personas?
Como se ha comentado en la respuesta anterior, enfermedades que provocan una mayor dependencia y una menor capacidad de comunicación verbal favorecen la vulnerabilidad de las personas mayores a las altas temperaturas. Entre las patologías asociadas al calor, sería destacable el grupo de las alteraciones cognitivas.
¿Qué medidas deben tomar para prevenir que el calor extremo afecte a su salud?
Fundamentalmente, utilizar ropa ligera y holgada, emplear gorras o sombreros para proteger la cabeza del sol, mantenerse protegido de las altas temperaturas en ambientes frescos y húmedos, evitar la exposición solar en las horas de mayor intensidad, asegurar la ingesta hídrica, evitar las comidas copiosas y las digestiones pesadas, evitar espacios cerrados y mal ventilados, en los que la temperatura puede ascender rápidamente
¿Qué síntomas deben alertar sobre un posible golpe de calor?
Los síntomas frecuentes de hipertermia en las personas mayores son: la sequedad de piel y mucosas, que puede objetivarse principalmente en la cavidad oral, la cefalea, la pérdida de apetito, la debilidad en miembros inferiores, la sudoración excesiva que puede acompañarse de enrojecimiento cutáneo, las náuseas y en las fases más avanzadas la fiebre, la disminución del nivel de conciencia con delirum, falta de coordinación y dificultad para comunicarse, la hiperventilación y los síncopes.
¿Cómo se debe actuar ante un golpe de calor?
Ante la sospecha de un golpe de calor debido a la presencia de los síntomas descritos es necesario solicitar la valoración por un facultativo, bien en el ámbito de la Atención Primaria o de los Servicios de Urgencias Hospitalarias. Asimismo es importante reducir la temperatura corporal, eliminando parte de la vestimenta, situando a la persona afectada en zonas frescas y a la sombra.
También se puede proceder a duchar a la persona con agua templada o aplicarle paños húmedos en frente, cuello y miembros superiores e inferiores. Si la persona colabora es importante rehidratarla con sorbos de agua fresca pero no fría, evitando que ingiera demasiada cantidad de golpe.
¿La población dispone de la suficiente información al respecto o es necesaria más educación en salud en este ámbito?
Desgraciadamente, a pesar de la sensibilidad de los medios de comunicación al riesgo que sobre la salud producen las altas temperaturas, el desconocimiento poblacional sobre los síntomas de alerta y las medidas a tomar sigue sin ser el deseable.
