Carina Escobar, presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes, ha escrito un artículo de opinión con motivo de la celebración del primer Día Internacional de la Profesión Médica, en el que afirma que "la pandemia de la COVID-19 ha hecho que se ponga en valor, aún más, la importancia de los médicos, de nuestros médicos"
La profesión médica está basada en el desempeño de tareas encaminadas a promover y restablecer la salud y a identificar, diagnosticar y curar enfermedades aplicando un conocimiento especializado, en la que preside el espíritu de servicio y en la que se persigue el beneficio del paciente antes que el que el propio.
Esta definición que se reconoce desde el propio Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) ya pone en valor en sí misma la importancia de esta profesión para el conjunto de la ciudadanía, y muy especialmente para los pacientes crónicos, que representamos desde la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP), ya que somos un colectivo que debido a nuestra enfermedad estamos en contacto, permanente y directo, con nuestro médico de referencia.
Sin duda, la pandemia de la COVID-19 ha hecho que se ponga en valor, aún más, la importancia de los médicos, de nuestros médicos, que se dedican, en cualquier circunstancia y ante cualquier adversidad, a mejorar nuestra salud, y en ocasiones, a salvarnos incluso la vida.
El acto propio de la profesión médica se basa precisamente en la relación con los pacientes, algo que desde la POP defendemos y promocionamos, y sin duda valoramos pues además de calidad, nos aporta confianza, cercanía y apoyo. El fin es optimizar al máximo esta relación que se debe desarrollar, por parte del médico, con una actitud íntegra, honesta, altruista, cálida y afectiva, así como con un trato digno para poder acercarse a cada paciente y a nuestra situación de forma personalizada e individualizada.
Así, es necesario ejercer dinámicas de mejora continua de la calidad, generar bidireccionalidad, comunicación fluida y confianza mutua y escuchar detenidamente al paciente, centrándose no solo en los síntomas sino en la persona, potenciando así que ésta esté en el centro de cualquier decisión médica. Ayudar a crear un ‘paciente activo’ dispuesto a adquirir nuevos roles es fundamental para tomar las riendas de su salud y encontrar en el humanismo la única vía de expresión.
Mejorar la relación médico-paciente, sin duda, disminuye la frecuentación innecesaria de los servicios de salud, un mayor rendimiento de la visita médica, una mejor adherencia al tratamiento terapéutico, una mejor calidad de vida para el paciente y una reducción de costes para el sistema sanitario.
Por último, desde la POP queremos agradecer a estos profesionales, nuestros profesionales, todo lo que han hecho, hacen y harán por los pacientes crónicos y tendemos la mano para seguir fortaleciendo nuestras alianzas para que éstas reviertan en beneficios a los propios pacientes.
Sin duda, tenemos por delante un gran reto que no es otro que el de trabajar juntos para enriquecer, y no perder, esa relación médico paciente tan valiosa en la nueva era de la digitalización y la telemedicina, que nos aportará numerosos beneficios, para los que debemos avanzar unidos.
