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Una de cada ocho personas en el mundo sufre problemas de desnutrición

 

El Programa Mundial de Alimentos (PAM) ha alertado que una de cada ocho personas en el mundo no tienen lo suficiente para comer cada día. Esto implica que más de 800 millones de personas, de las que el 60 por ciento son mujeres, sufren de desnutrición en el planeta, la mayor parte de ellos en países en vías de desarrollo

 

Madrid, 8 de julio 2014 (medicosypacientes.com/E.P.)

El Programa Mundial de Alimentos (PAM) ha alertado que una de cada ocho personas en el mundo no tienen lo suficiente para comer cada día. Esto implica que más de 800 millones de personas, de las que el 60 por ciento son mujeres, sufren de desnutrición en el planeta, la mayor parte de ellos en países en vías de desarrollo, según datos aportados por el PAM. Su directora ejecutiva, Ertharin Cousin, ha aprovechado para hacer una llamada de atención sobre la situación alimentaria global.

«No podemos vivir como comunidad global en este planeta si permitimos que muera gente en el mundo», ha dicho en referencia a la actuación global frente al problema de la desnutrición. «No podemos construir muros para protegernos de aquellos que no tienen nada», ha señalado.

De todos modos, la directora ejecutiva ha querido remarcar que no se trata de una acción de resultados inmediatos, pues son problemas que han afectado «siempre» a la civilización y que exigen un compromiso y voluntad públicos a nivel individual y global.

Cousin ha detallado que más de 800 millones de personas en el mundo sufren de hambre, de los que un elevado porcentaje son colectivos vulnerables, cuya salud se ve afectada por la malnutrición, causando, entre otros problemas, raquitismo, que en países como Afganistán, Etiopía, Malaui, Yemen o Guatemala, afecta a uno de cada dos niños menores de cinco años.

Pero el daño no se limita a casos particulares y afecta también al crecimiento económico a nivel global, aunque son las naciones más pobres las que pagan el precio más alto. Aunque este mal supone un gasto de más del 2-3 por ciento del PIB mundial cada año, en regiones como Latinoamérica, este gasto alcanza el 11 por ciento, mientras que en Etiopía asciende hasta el 16 por ciento del PIB, ha explicado.

La desnutrición tiene efectos que perduran para toda la vida y que repercuten en el desarrollo y economía de los países en los que se da. Entre las consecuencias detalladas figuran, el raquitismo o retraso en el crecimiento, un menor rendimiento escolar, un mayor índice de matrimonios y maternidad tempranos y una peor salud a largo plazo.

Existen, además, territorios en los que el problema de la malnutrición crece cada año, como es el caso del Sahel, una región africana que engloba parte de Chad, Malí, Níger, el sur de Argelia, Sudán del Sur o Mauritania, donde hay 20 millones de personas con inseguridad alimentaria.

Cousin ha subrayado que a causa de la crisis el drama de la malnutrición ha dejado de darse únicamente en el tercer mundo y ha llegado al primer mundo, aunque al menos estos países tienen las infraestructuras y medios para poder desarrollar directamente los programas de ayuda de el PAM sin necesidad de financiación externa al país.

Por otro lado, Cousin ha identificado el desperdicio y derroche de alimentos como uno de los mayores problemas a afrontar. No sólo en las zonas urbanas de Europa se malgastan toneladas de alimentos a los que el resto de la población no tiene acceso, sino que en países como Zambia se desperdicia el 40 por ciento de la agricultura a causa de la falta de medios para su conservación y aprovechamiento.

Cousin ha explicado que el PAM no lleva sus programas a cabo en solitario, sino que crea alianzas con otras organizaciones para alcanzar sus objetivos y colabora, entre otros organismos, con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que tiene un carácter más normativo.

El PAM proporciona en la actualidad ayuda en situaciones de crisis en menos de 48 horas gracias a su red de almacenes situados en puntos estratégicos del globo y a los que se unirá desde mañana el de las islas Canarias. Además, a causa del reparto desequilibrado del agua y del importancia de dicho bien para el cumplimiento de los objetivos alimentarios, también proporcionan agua limpia y saludable a las poblaciones, aunque es UNICEF quien «lidera» este tema.

La organización se encarga de proporcionar un acceso a alimentos sanos y nutritivos; de confeccionar programas de comidas escolares que aseguren, además, la asistencia a las aulas; educa a la población en una buena nutrición y confecciona programas de seguridad para que las comunidades vulnerables puedan valerse por sí mismas.

El pasado año la organización recaudó 4.400 millones de dólares (3.230 millones de euros), de los 6.400 millones de dólares (4.700 millones de euros) necesarios para la lucha global contra el hambre.

«No existen respuestas fáciles, pero existen respuestas», ha indicado Cousin para referirse a los casos concretos de China y Corea del Sur, dos países que hace 50 años eran los que más apoyo recibían de esta organización y que en la actualidad se han convertido en dos de los 10 países que más donan al PAM.

Cousin ha apelado a la inversión privada, que constituye únicamente el 7 por ciento de la financiación de la organización y que necesita crecer, tanto a nivel civil como a nivel empresarial.

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