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Rodriguez Sendin: «La gestión sanitaria está muy politizada, es rígida y está caducada»

El presidente de la Organización Médica Colegial OMC, Juan José Rodriguez Sendín, en una entrevista con  el Diario de Avisos (Tenerife), publicada el pasado domingo, día 7, habla de la situación de la sanidad pública, de la necesidad de reformas urgentes y del papel de los médicos en la gestión y el ahorro porque asegura que «la gestión sanitaria está muy politizada, es rígida y está caducada»

Tenerife, 9 de julio de 2013 (medicosypacientes.com)

En la entrevista, realizada por José Luis Cámara con motivo de su segundo mandato al  frente de la Organización Médica Colegial (OMC), el Dr. Juan José Rodríguez Sendín reflexiona sobre la «complicada» etapa que atraviesa el sector sanitario; defiende el modelo de servicio sanitario público que «es ?dice- uno de los más justos porque atiende a todos por igual independientemente de su situación económica»; se muestra crítico con los recortes realizados hasta ahora, aunque asegura que hay «ineficiencias» en el SNS, ofreciendo el compromiso y la corresponsabilidad de los profesionales para corregirlas.

El presidente de la OMC habla también del paro médico que ya es una realidad en España y aumenta cada día y que provoca que muchos médicos se vayan a trabajar fuera de España; de la falta de coordinación, políticas comunes y cooperación entre las diferentes CC.AA. que es necesario corregir, según explica, en base a un acuerdo entre todas las fuerzas políticas. Y también hace referencia a la colaboración público-privada en sanidad, que defiende, y que es distinta ?asegura- a la privatización de la gestión de centros públicos para entregarla a grupos financieros, advirtiendo del «grave riesgo» que implica «poner la salud como bien de consumo y con un costo».

A continuación incluimos la entrevista completa.

P.-El sector sanitario es uno de los más afectados por los recortes. ¿Cree que la sanidad atraviesa la etapa más difícil de su historia?

R.-«Sin duda, es una etapa complicada, pero estoy seguro que la superaremos. Lo que hay que valorar es el modelo de servicio sanitario público que tenemos que sin duda, es de los más justos, porque atiende a todos por igual, independientemente de su situación económica y que pagamos solidariamente en función de la renta. Y ninguna familia tiene que dedicar ahorros para responder a los costos extraordinarios de una enfermedad que no sabe cual, ni cuando, ni a quien de la familia va a afectar. Por lo que debemos esforzarnos al máximo para salvaguardar este modelo universal, equitativo y de calidad. Lo que ocurre ahora es que, con la crisis, no hay suficiente dinero para mantener este modelo, algo que es muy diferente a lo que dicen los políticos de que es insostenible. Y la prueba es que, hasta ahora, ha sido sostenible, con unos presupuestos menores que los que dedican los países de nuestro entorno y este modelo se ha convertido en uno de los referentes del mundo occidental. La realidad es que, desde hace casi dos años, el Sistema Nacional de Salud está sometido a continuos recortes que afectan a prestaciones y, por tanto, a los ciudadanos y también a los profesionales. Nosotros somos conscientes de que hay que revisar las prestaciones para detectar y corregir las bolsas de ineficiencia y, en general, todo lo que hacemos porque la medicina es una ciencia en constante evolución y cambio pero eso no solucionara el déficit de financiación cuya responsabilidad es política. No se puede seguir enviando el mensaje de que la solución esta en la mayor eficiencia es decir en los profesionales cuando el problema fundamental reside en la suficiencia financiera que deciden los presupuestos generales, y que debería ser finalista, y en una gestión muy politizada, rígida y caducada».

P.-Usted siempre se ha mostrado crítico con el sistema público, del que ha dicho que admite muchas mejoras en España. ¿Cuáles serían esas necesidades consideradas más imperiosas?

R.- «En primer lugar y, por encima de todo, defiendo el SNS, por sus excelentes resultados y por sus características de universalidad, equidad y calidad, lo cual no implica que sea crítico con las ineficiencias; por ello, la corporación que represento viene expresando desde hace años la necesidad de establecer cambios estructurales. Entre las necesidades que nos parecen prioritarias, voy a señalar tres, aunque hay muchas más: la implantación de un sistema de compras centralizado para medicamentos, productos sanitarios y tecnología; la armonización de competencias de las administraciones locales para evitar solapamientos y duplicidades, y la creación de una agencia única de calidad, alta inspección y acreditación del sistema, con transparencia, que es la base para conseguir esa gestión homogénea que ahora mismo no existe. Para llevar a cabo estas reformas es necesario el consenso político, porque si no esto resultará ingobernable».

P.-¿No le parece que la sanidad se ha politizado en exceso?

R.-«Sin duda. Aquí todo se ha politizado, hasta el punto de que los jefes de servicio se eligen a dedo, en vez de hacerlo por méritos y de una manera competitiva, como venimos demandando. Y esto no puede seguir así. En los últimos años hemos sufrido una mala gestión de los responsables públicos y debemos tener claro que no son las instituciones las que comenten errores, las que pierden credibilidad; son personas con nombres y apellidos. La política debe centrarse en las grandes decisiones sobre qué servicios públicos se ofrecen y de controlar que las prestaciones lleguen a todos los españoles en las mejores condiciones de igualdad. Pero deben permitir que se profesionalice la gestión y que se introduzcan fórmulas de participación profesional y ciudadana que mejoren centros y servicios. Y, por supuesto, hay que exigirles responsabilidades y que actúen con planificación y justificación, sin arbitrariedad».

P.-Da la sensación de que los profesionales se han dejado ir durante mucho tiempo, y sólo cuando han visto peligrar sus salarios o puestos han decidido alzar la voz. ¿No es esto así?

R.-«Niego la mayor. Desde la OMC venimos denunciando desde hace años las ineficiencias, proponiendo reformas estructurales y ofreciendo la implicación profesional a la hora de aplicar medidas, pero nadie nos ha escuchado. Ha tenido que llegar la crisis para que nos tengan en cuenta, y aun así no han contado con nosotros para llevar a cabo las medidas que han introducido. A pesar de ello, los profesionales seguimos ofreciendo nuestro compromiso de co-responsabilidad para abordar esta difícil situación. En estos últimos años el SNS ha sufrido recortes indiscriminados que han afectado especialmente a las prestaciones sanitarias, al copago farmacéutico y también a las condiciones laborales de los médicos, y nosotros hemos alzado nuestra voz ante lo que hemos considerado un camino sin retorno, que puede poner en peligro nuestro modelo sanitario. También hemos dado una respuesta mayoritaria contra los intentos de privatizar la gestión de lo público, porque consideramos que los principios y valores de la medicina no se corresponden con el ánimo de lucro, el comercio o los mercados. Y no hablamos de médicos, ni de medicina. Hablamos del riesgo que conlleva poner la salud como bien de consumo a un precio y con un costo que, necesariamente, debe tener en cuenta la rentabilidad».

P.-Muchas comunidades piensan en la devolución de las competencias en materia sanitaria como única alternativa para mantener el sistema público. ¿Qué le parece?

R.-«Creo que las transferencias han sido positivas en muchos aspectos, porque han acercado los servicios sanitarios al ciudadano, pero también han introducido muchas interferencias políticas, porque se han efectuado sin planificación, ni evaluación, ni coordinación, y ello ha dado lugar a crear desigualdades en la oferta de servicios. Esa ausencia de políticas comunes y de cooperación interterritorial, ha provocado que entre ellas surjan verdaderas fronteras sanitarias, sin que el Ministerio haya asumido su papel coordinador. La profesión médica ha denunciado reiteradamente esta situación y hemos pedido de forma insistente ese acuerdo político para introducir las reformas necesarias y mejorar el Sistema Nacional de Salud».

P.-¿Considera positivo externalizar o privatizar la gestión?

R.-«Primero hay que aclarar que una cosa es externalizar servicios, en lo que podría encuadrarse la colaboración público-privada que siempre hemos defendido, y otra cosa muy distinta es la privatización de la gestión de centros públicos para entregarlos a grupos financieros, cuyo principal y legítimo objetivo es ganar dinero. Considero que el interés comercial puede condicionar, dirigir y viciar la libre decisión del paciente. Y cuando de ellos dependan los valores de la medicina, la calidad, la equidad, la universalidad, aumentarán los costes; cuando no sea suficiente, disminuirán la calidad de las prestaciones y los inversores desaparecerán, no sin antes llevarse lo que han invertido».

P.-¿Cómo se puede evitar la fuga de profesionales cualificados?

R.-«Hace cinco o seis años la Administración dijo que se necesitaban 20.000 médicos, que trajeron de fuera de España y les permitieron ejercer, en muchos casos sin las titulaciones precisas. Además, aumentó considerablemente el número de facultades de Medicina, cuando el sector no puede absorber a los 7.000 profesionales que cada año terminan su formación. El paro médico es ya una realidad en España y aumenta día a día. Y lo paradójico es que los jóvenes profesionales a los que el Estado ha sufragado una formación altamente costosa, tienen que buscar salidas fuera de España».

P.-Canarias es la comunidad autónoma con las listas de espera más elevadas de todo el país. La Consejería de Sanidad considera que se trata de un problema puntual que afecta a todo el Estado, pero incluso el Diputado del Común y varias asociaciones han denunciado en la Fiscalía esta situación. ¿Qué opinión le merece?

R.-«La realidad puntual de Canarias no es ajena a otras comunidades en las que los continuos recortes a los que está sometido el Sistema Nacional de Salud afectan a prestaciones y, por tanto, a los ciudadanos y también a los profesionales. Está claro que si se producen jubilaciones forzosas que se amortizan y no se reponen; si se reducen las guardias de los médicos en ejercicio, o si no se renuevan contratos eventuales, al final, todo ello tiene una incidencia en el cierre de camas, en la reducción de intervenciones quirúrgicas y, en consecuencia, en las listas de espera, es decir, en la calidad de las prestaciones porque no solo es importante precisar la cartera de servicios, sino establecer en qué condiciones se ofrecen para que cualquier ciudadano sepa que si tiene una necesidad, va a ser atendido en un tiempo determinado. Tanto los profesionales como los ciudadanos, debemos denunciar estas situaciones cuando se produzcan».

P.-¿Hacia dónde debe ir España?

R.-«Tenemos un modelo de excelencia que ha sido y es un referente, y nuestra responsabilidad, la de todos los que formamos parte de la sanidad y también de los ciudadanos, es mantener este patrimonio para que lo hereden las próximas generaciones».

 

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