martes, abril 23, 2024

Portal informativo de la Organización Médica Colegial de España

InicioFundacionesPepa Bueno: "Da vértigo perder el acceso a la sanidad que es...

Pepa Bueno: «Da vértigo perder el acceso a la sanidad que es lo que de verdad nos ha igualado a todos»

Pepa Bueno, periodista, directora del programa  de la Cadena SER, Hoy por Hoy, en una entrevista para Médicos y Pacientes con motivo de la entrega de premios del V Certamen Iberoamericano de las Artes, de la FPSOMC, del que ha aceptado ser conductora, ha valorado la situación en la que se encuentra la sanidad y ha sido rotunda al afirmar que «da vértigo perder el acceso a la sanidad, que es lo que de verdad nos ha igualado a todos»

 

Madrid, 30 de octubre de 2013 (medicosypacientes.com)

Pepa Bueno, que se inició en la radio y después ha dirigido y presentado los informativos locales de TVE hasta dar el salto a Los Desayunos de TVE y el TD2 y ahora a la SER, habla, en esta amplia entrevista, de su trabajo profesional en la cadena de radio  y su anterior etapa en la televisión pública; de cómo afronta ahora las audiencias y como se enfrenta a la hora de hacer su trabajo en un medio privado, esforzándose siempre por separar opinión de información.  Alude al «bisturí» para hablar con precisión de la información de sucesos y de cómo lleva a rajatabla la elección profesional de no hacer publicidad.

Desde la perspectiva que le da su trabajo en Hoy por Hoy, aborda la situación de la sanidad en España, que considera una conquista que no podemos perder y advierte de lo peligroso que sería que, detrás de las reformas, exista la sospecha de cambiar el modelo. El compromiso social, las humanidades y las redes sociales son otros de los temas de los que opina en esta entrevista.

-Pepa Bueno, de Badajoz. En su casi perfecta dicción, no hay ni rastro de acento extremeño. ¿Lo evita?

En  mi primer trabajo, en Radio Cadena,  tuve un director que decía que en la radio pública había que hablar sin acento y que los acentos eran para el ámbito privado. Entonces empecé a hacer radio sin acento y en cuanto se enciende el piloto rojo en la radio o en la tele, me sale ese castellano de Valladolid. Hubo un momento en el que quise forzarlo y no me salía. En persona y, a pesar de llevar años fuera de mi tierra, tengo acento del Sur.

-Del informativo líder de la televisión -TD2-, al magazine líder de la radio en España. Esto de liderar ¿no da vértigo?

Mucho vértigo, mucha responsabilidad. Yo soy una persona híper responsable, Iñaki Gabilondo me lo dice siempre. Y asumo esto con mucha ilusión. Me siento una privilegiada absoluta porque yo he crecido con el «Hoy por hoy» y que te pongan en tus manos una máquina de información tan potente es para estar, primero, muy agradecida y, luego ver que implica mucha responsabilidad porque es un programa líder y asumes el compromiso de estar a la altura de esa expectativa, de mantener el liderazgo y también darle tu impronta personal.

-Hasta su llegada a la SER,  los grandes magazines de la radio era cosa de hombres. ¿Esto está cambiando?

Sí, parece mentira que a estas alturas de la historia todavía haya espacios donde las mujeres aún no hemos estado. Yo siempre digo que es como una botella medio llena, medio vacía. Botella medio vacía porque es una barbaridad que todavía hoy haya espacios donde no haya habido mujeres y se considere que el prime time de la radio lo conducen mejor los hombres. Botella medio llena porque qué bien que ya cada vez estamos en sitios donde antes no estábamos, porque además esto no se sustenta en ninguna teoría científica, como es obvio, sino la leyenda urbana de que causalmente en el prime time de la radio funcionaban mejor los hombres, algo  que pasaba lo mismo en la tele. Pero cuando nos toca hacerlo se demuestra que no.

-En la televisión, el día a día está marcado por las audiencias. En la radio, la audiencia es trimestral ¿cómo vivió los primeros datos de audiencia en la SER?

El primer trimestre en la radio lo viví con la misma tensión y preocupación con la que lo vives en televisión que es un examen diario donde haces la selectividad todos los días. Aquí me decían: tranquila que esto no es diario, que la radio tiene otro recorrido. Cuando llega el EGM, a mi me provoca la tensión de saber cuál es la respuesta de la audiencia ante una puesta tan novedosa y tan poderosa como ha hecho la SER. Lo vivo con responsabilidad pero con mucha menos angustia porque, al ser cuatrimestral, la verdad es que relaja mucho.

-Después de toda una carrera vinculada a los medios públicos, ¿qué cambia a la hora de hacer su trabajo en  un medio privado con una línea editorial determinada?

El punto de vista profesional es el mismo, a mi me gusta hablar más de honestidad que de objetividad. Yo me enfrentaba a las noticias en la tele con la misma intención de honestidad con la  que me enfrento a las noticias en esta empresa privada en la que trabajo ahora. Para mí, el periodismo es el mismo y tengo la suerte de que ha habido una etapa maravillosa en RTVE en la que hemos conquistado la «desgubernamentalización».

El punto de vista desde el que yo me enfrento a las noticias sigue siendo el mismo, pero cambia que en la televisión pública tienes un deber de institucionalidad, ya que se financia con fondos públicos, que en una empresa privada no tienes. Eso es un cambio enorme y radical. Aunque en la SER tiene mucha carga institucional porque es una radio de referencia, tiene posición editorial frente a determinados asuntos, cosa que en la televisión de allí no había. Pero yo hago mucho esfuerzo por separar la opinión de la información porque es en lo que he creído toda mi vida.

-Precisamente, en los medios públicos, había que marcar muy bien la distancia entre información y opinión. Aquí en la SER que puede aportar opinión ¿se moja?

Trato de no aportar la opinión de Pepa Bueno, hay un editorial del Hoy por Hoy, que yo entiendo que no es el editorial de Pepa Bueno, es el editorial de la cadena SER. Entiendo la posición editorial del grupo en el que estoy y es la que defiendo.

-En su salto a la SER, tuvo algo que ver la llegada del nuevo equipo del Gobierno del PP? ¿Cómo ve la Televisión Pública desde su perspectiva actual?

Cuando has hecho el telediario de las nueve en TVE, que venga la cadena SER a proponerte el «Hoy por Hoy» es una oferta irrechazable. Yo me siento tan privilegiada, porque de las cosas que me apetecía hacer cuando estás en el camino de ida, y es un deseo y sabes que a veces se cumple y otras veces no. Pues, el telediario de las nueve es uno de los deseos profesionales de los que nos dedicamos al  periodismo audiovisual y el Hoy por Hoy de la SER es otro. Es una oferta que no se puede rechazar sean cuales sean las circunstancias. A mí me la hizo la SER dos o tres veces antes de que empezaran los cambios reales en TVE y la acepté porque me parecía que era mi momento.

En cuanto a cómo veo TVE, la televisión la siguen haciendo mis compañeros con los que yo me he formado y he hecho los telediarios que han ganado premios en el mundo. Es verdad que los resultados no son los mismos, pero yo no voy a hablar en contra de mis compañeros, que son los mismos y yo se que en esa casa sigue habiendo periodistas audiovisuales de los mejores de este país, que siguen defendiendo con uñas y dientes la información. Es verdad que están perdiendo audiencia y que hay decisiones directivas que puedo compartir o no, pero allí hay muchos periodistas muy buenos.

-Con el cambio de trabajo, ahora se levanta a las 3 de la madrugada,  ¿Cómo lo compatibiliza con su vida familiar?

Como yo ya hice Los Desayunos, tenía cierto entrenamiento de horarios. Pero te cambia la vida radicalmente; yo he desaparecido de la vida social y cultural y vas al revés de cómo va todo el mundo. Pero tiene de bueno que es muy compatible con la vida familiar, con la atención con los hijos, porque estás por la tarde en casa. Pero me siento tan privilegiada que me niego a quejarme por esto, con el telediario me pasaba todo el día allí. Cuando estás en la primera línea del periodismo hay ciertos asuntos que no te puedes plantear, y los horarios es uno de ellos. Tienes que aprender a descansar, y a hacer que las horas que estás despierto sean útiles.

-Los informativos muchos días abren con sucesos, con crónica negra. ¿Por qué priman estas noticias sobre otras? ¿El morbo da audiencia?

Los sucesos están en la historia del periodismo, la prensa de boulevard francesa se ocupaba de los sucesos y de la vida social de las personas relevantes. Es verdad que la tele tiene tal poderío, tal capacidad de penetración, es tan caro hacer televisión que aquellos temas que funcionan acaban inundando  todo y con los sucesos acaba pasando eso. Yo creo que la información de sucesos se puede hacer siempre que se haga con los mismos criterios de rigor, de respeto por la vida… Yo siempre digo que hay que hablar con la precisión de un bisturí, porque los sucesos tocan la vida y la muerte, y tocan las vidas de las personas en situaciones extremas y hay que ser extremadamente delicado. ¿Qué plano se mete y qué plano no? No hay una plantilla, la sustancia de nuestro trabajo son las imágenes, y la sustancia de los sucesos son situaciones trágicas donde hay sangre. Si el plano de sangre aporta información y ayuda al espectador a entender lo que ha pasado, entra, si no ayuda y todo el mundo da por supuesto que es una muerte violenta y que hay sangre, se quita el plano. Es el sentido común del periodista el que, enfrentado a cada noticia, dice aquí hace falta enseñar esto, porque si no lo enseño no se entiende y si es muy duro se advierte. Si no aporta más que morbo, fuera el plano.

-Desde la perspectiva de su trabajo como conductora de Hoy por hoy, ¿cómo ve la situación de la sanidad en España?

España es un país que necesita elementos de cohesión y si hay una construcción colectiva de la que nos sintamos orgullosos, estoy convencida, que es la sanidad pública. Es una construcción colectiva que todo el mundo se siente corresponsable y parte del vértigo, de las protestas, del miedo que da lo que da lo que está ocurriendo es esa sensación de que algo de lo que hemos construido de lo que nos sentimos orgullosos y que para algunas generaciones ha sido un hito en su vida, porque tienen memoria viva de cuando la sanidad era de pago y por clases sociales.

Para ellos, es de verdad la conquista, y da vértigo que desaparezcan elementos que son consustanciales para llegar a la democracia Española. Perder el acceso a la educación, que ha sido el único ascensor social que ha habido en este país, y el acceso a la sanidad, que es lo que de verdad nos ha igualado a todos, es lo que da ese desasosiego a las personas. ¿Qué había que hacer reformas? Claro que sí, no son estructuras fijas y después de su construcción hay que tocarlas. Para mí lo peligroso sería que detrás de tocarlas existiera la sospecha de cambiar el modelo.

– Usted es una persona comprometida con la educación como embajadora del proyecto solidario en Camboya «Escuela para todas». En estos momentos ¿es más importante que nunca la solidaridad y el compromiso social?

Se da la paradoja de que éste que es un país muy solidario que lo ha hecho bien durante todos estos años, cuando más falta hace coincide con un  momento de mayor estrechez económica ¡cuánta gente querría colaborar pero no puede!. La buena noticia que deja la crisis es que hemos aprendido a colaborar de otra manera, no tienes dinero para mantener una ONG, pero tienes dos horas libres al día para echar una mano e ir a repartir alimentos. Personas que disponen de tiempo y lo ponen al servicio de la comunidad.

Para los que tenemos un nombre y les damos visibilidad a las cosas, colaborar con un proyecto como es «Escuela para todas» es casi una obligación dar visibilidad a eso. De esta crisis sale una población civil muy fortalecida, más allá de las protestas y del ruido. Está haciendo de la necesidad, virtud.

-Los premios de la FPSOMC destacan las humanidades. En estos momentos de crisis económica ¿la mirada a las humanidades es una válvula de escape o una necesidad?

Las humanidades son la sal de la vida. Yo siempre digo que el derecho, la medicina, la filosofía y el arte son esenciales. Aunque corremos un riesgo enorme  de que en este momento de nuestra vida en el que todo está mercantilizado, en él que solo lo que se puede pesar en dinero tiene valor social, iniciativas que ponen en valor que la filosofía, la poesía, la pintura… complementan la vida humana. Sin eso, yo no sé si la economía iría mejor, pero la vida iría mucho peor. Me parece imprescindible el que haya organizaciones como la FPSOMC que presten ayuda y que subrayen y vayan a por esa parte del ser humano que estaría cojo sin ver la vida a través del arte.

-Los profesionales médicos tienen en gran consideración a sus maestros, a aquellos de quienes aprendieron. ¿Cuáles fueron sus maestros en el oficio de periodista?

Yo les doy tanta importancia a mis maestros que todavía me hablo con mi profesor de literatura del BUP, que se llama Felipe Hernández, y que es el responsable de que yo descubriera tantos autores. Luego, en esta profesión, yo he tenido muy cerca a Alicia Fernández Cobos, que era directora de Radio 1 que fue mi directora en Andalucía en la televisión y fue mi jefa en Madrid y aprendí de ella tanto de la gestión de los recursos públicos, honestidad, un pudor a la hora de tocar el dinero que es de todos, que nunca estaré lo suficientemente agradecida. Y del periodismo, para mí Iñaki Gabilondo ha sido un maestro; de Televisión Española, ¡cuánto he aprendido de información! con Elena Martí; de presentar con naturalidad, con Lorenzo Milá; de gestionar la información, con Fran Llorente. Yo he tenido muchos maestros a lo largo de mi vida que son para mí referentes y a quienes les debo tanto y sigo aprendiendo tanto todos los días de tanta gente, de los libros…

-Hablando de libros, ¿ha pensado en escribir un libro? ¿Cuál es el último libro que ha leído?

Tengo un libro comprometido sobre periodismo desde hace tiempo pero aún no me he decidido. Yo admiro tanto la escritura altísima de los grandes literatos, periodistas y  pensadores que me da pudor, necesitaría de un tiempo, una tranquilidad y una perspectiva para sentarme a escribir. Estoy leyendo ahora el relato de Ana Romero de la vida de Carmen Diez Rivera.

-En Twitter tiene más de 51.000 seguidores ¿cómo ve el papel que ejercen las  redes sociales en la comunicación?

Creo que Internet ha cambiado el eje del mundo y ha venido para quedarse.  Y las redes sociales tienen su lado bueno y malo como todo en la vida. Son solo herramientas y depende del uso que hagamos de ellas. Sobre Twitter, en concreto, yo  no creo que me cercene capacidad de profundidad el estar pendiente de 140 caracteres; lo utilizo profesionalmente y hago un uso permanente. Pero  tenemos que aprender usarlo y a regularlo, porque insultar desde el anonimato inhabilita para mí cualquier discusión. Condeno las situaciones que se producen horribles mensajes de acoso, de descalificación,  es decir, condeno este uso que se hace de la herramienta, pero no  la herramienta.  A mí me facilita mucho la vida y la utilizo para ver qué opinan los oyentes de mí.

-Como vocal de la Junta Directiva de la Asociación de la Prensa de Madrid, ¿Cómo ve la situación de periodistas experimentados en el paro de jóvenes licenciados sin acceso al mercado laboral?

Lo veo con dramatismo, porque creo de verdad que hace falta más periodismo que nunca, en el momento en el que las empresas periodísticas tienen menos claro cómo hacer negocio. Cuanto más información, más ruido, más datos, más imágenes, más cifras, cuanto más de todo nos inunda por miles de canales, más falta hace el trabajo del periodista que ilumine de todo eso qué es lo importante, le de coherencia y lo ponga en un contexto.

Esa cantidad de vías de acceso ha dejado sin negocio al periodismo tradicional, pero yo creo que son dos cosas distintas y creo que los periodistas hemos perdido la exclusividad, del qué, del cuándo, del dónde, pero nos quedan dos muy importantes, el cómo y el por qué, que es nuestro valor añadido y solo lo pueden hacer periodistas con mucho recorrido, con mucha perspectiva. La paradoja es que las empresas periodísticas se estén quedando sin esos periodistas que son los que puede hacer justamente eso. Ojalá esta tendencia se invierta.

Yo creo que en las redacciones tiene que estar el periodista joven que se come el mundo y al que hay que frenar;  el de mediana edad que también quiere comerse el mundo pero que ya tiene perspectiva y también tiene que estar el que es un referente y tiene toda la perspectiva del mundo. Y no está habiendo esto, los jóvenes están precarizados y  los mayores están desapareciendo de la redacción. Y esto empobrece y, además, pone en peligro el negocio porque, a mi juicio, el negocio sobrevivirá en la medida que ponga en la mesa algo que no ponen todos los canales. Necesitamos gente que nos ayude a entender que, de todo lo que ha pasado, cual es lo relevante y por qué pasa. Y esta es la parte de las redacciones que estamos perdiendo.

-El código deontológico de los periodistas entiende éticamente incompatible el ejercicio simultáneo de la profesión periodística y publicitaria. ¿Qué opina al respecto?

Yo lo llevo a rajatabla, lo he llevado siempre así. Es una elección que tengo clarísima, pero que tiene costes evidentes. He llevado toda mi vida, como otros periodistas, una batalla tan importante como ser independientes de criterio, no tener presiones. Difícilmente podría enfrentarme a informar de determinadas empresas de las que estoy haciendo publicidad. Hay comunicadores y hay periodistas y cada uno tiene una especificidad y yo me siento periodista.

Relacionados

TE PUEDE INTERESAR

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Más populares