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Los niños refugiados sirios, en riesgo de sufrir graves problemas de salud mental

En un informe sobre el impacto psicológico del conflicto sirio en la infancia, promovido por la ONG Save the Children se alerta de los riesgos de graves problemas de salud mental entre los niños refugiados. Asimismo, se incide en la falta de financiación que pone en riesgo la recuperación de esta población, lo que hace temer "consecuencias catastróficas" para el futuro de los más pequeños

Las consecuencias para el futuro de la salud mental de toda una generación podrían ser catastróficas», según responsables de Save the Children en Líbano. «Al impacto obvio de los daños psicológicos causados a los niños sirios por haber sido testigos de una violencia extrema, hay que añadir el producido por el hecho de haber tenido que dejar su casa y desplazarse a un nuevo lugar», indicó Ian Rodgers, director de Save the Children en Líbano.

 
La recuperación psicológica a largo plazo de los niños que huyen de la guerra de Siria está seriamente amenazada debido a la falta de fondos para la protección de la infancia, el número creciente de refugiados y los escasos recursos que existen en los países de acogida.
 
Naciones Unidas estima que una cuarta parte de los niños que aún están en Siria corren el riesgo de desarrollar problemas de salud mental, a lo que hay que añadir el aumento de las necesidades psicológicas de millones de niños refugiados sirios e iraquíes que permanece sin cubrir.
 
Al respecto, Save the Children ha elaborado el informe «La infancia en la sombra de la guerra», donde analiza las presiones y las cargas cotidianas que sufren los niños sirios que ahora viven en el Líbano y en la región del Kurdistán iraquí y de los niños desplazados dentro de Irak.
 
El informe denuncia cómo un número considerable de niños sirios que viven en Líbano no han asistido a clase durante al menos tres años. Además, durante 2015 unos 200.000 niños no han recibido ningún tipo de educación y están creciendo sin saber leer o escribir. «Para millones de familias es simplemente imposible acceder a alimentos, refugio y asistencia médica. Además, debido a su condición de refugiados, muchos no tienen derecho a trabajar y dependen de los subsidios, cada vez más bajos, concedidos por los gobiernos y las organizaciones humanitarias», advierte Rodgers. «Para los niños, no ir a la escuela durante meses o años significa tener que enfrentar la extrema ansiedad y las tensiones familiares, la discriminación, el trabajo infantil, el matrimonio precoz, la dura vida en barrios pobres y peligrosos… Todo esto tiene un impacto serio y profundo en su salud física y mental», añade.
 
El personal de Save the Children que trabaja en el campo de desplazados internos en la región del Kurdistán iraquí estima que el 10% de los niños que han participado en los programas de la ONG ha perdido al menos a uno de sus padres. Además, la tasa de matrimonios que implica a las niñas sirias que viven en Jordania aumentó de un 25% en 2013 al 32% en 2014, según datos de Unicef. En el campamento de Zaatari, por ejemplo, la tasa de matrimonios precoces ha pasado del 12% en 2011 al 25% en 2013, según datos de Save the Children.
 
Asimismo, en el trabajo de esta ONG se advierte que ninguna de estas cuestiones han sido abordadas adecuadamente. «Si no tratamos estos problemas en la infancia, habrá consecuencias negativas a largo plazo que pueden traducirse en comportamientos agresivos, depresiones y fobias», explica Reem Nasri, psicólogo de Save the Children.
 
La protección de la infancia debe ser una prioridad en cualquier situación de emergencia humanitaria. Y en este sentido, en el contexto de la actual crisis de refugiados, existen importantes lagunas. Por ejemplo, a fecha de octubre de 2015, solo el 26% de la financiación solicitada para derechos de la infancia ha sido asegurada. «Hay una alarmante falta de psicólogos infantiles y otros profesionales. El impacto psicológico y emocional para estos niños es nuestra máxima preocupación», concluyó Rodgers.
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