martes, abril 16, 2024

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La doble jornada laboral, la discriminación y la violencia condicionan la salud de las mujeres

La Dra. Carmen Valls Llobet, directora del programa Mujeres, Salud y Calidad de vida, del Centro de Análisis y Programas Sanitarios (CAPS) reivindica el feminismo en la Medicina para acabar con el sesgo de género en la formación de profesionales y especialistas que no sólo se produce por la ausencia de mujeres en los trabajos de investigación, sino porque “no se tienen en cuenta los condicionantes de salud que suponen las condiciones de vida y trabajo: la doble jornada laboral, la discriminación y la violencia, para la salud de las mujeres”

La Dra. Carmen Valls Llobet, especialista en endocrinología, trabaja desde hace más de 20 años en la investigación sobre salud con perspectiva de género para facilitar a las mujeres la información y los recursos para mejorar sus condiciones de vida. En esta entrevista afirma que todavía existe una discriminación hacia las mujeres en lo que respecta a la atención sanitaria en el mundo y que para resolverlo es necesario abarcar la salud de la mujeres y hombres de una forma integral y no androcéntrica.

¿Desde la ciencia médica se ha ignorado o se sigue ignorando, la investigación sobre la morbilidad de las mujeres?

La ciencia médica ha nacido en los hospitales de forma androcéntrica, ya que en ellos hay más ingresos de hombres. Las mujeres presentan más patologías crónicas y nos falta todavía una Ciencia de la diferencia, que valore si hay diferencias en la sintomatología de enfermedades, o en la farmacocinética de algunos tratamientos. Las mujeres no han sido estudiadas en los trabajos de investigación antes de los 90, que mayoritariamente tenían cohortes formadas por hombres, y los problemas de las mujeres permanecían invisibles. Actualmente, por ejemplo en los trabajos de mortalidad cardiovascular, ya están representadas en un 38% de trabajos.

¿Esto influye en la forma en que se hace o se ejerce la Medicina?

Si no hay investigación sobre la Morbilidad diferencial, no puede haber docencia sobre la misma, y por lo tanto existen sesgos de género en la formación de lo profesionales y especialistas. No sólo por la ausencia de mujeres en los trabajos de investigación, sino porque no se tienen en cuenta los condicionantes de salud que suponen las condiciones de vida y trabajo, la doble jornada laboral, la discriminación y la violencia, para la salud de las mujeres.

Por tanto, ¿podríamos decir que están las mujeres discriminadas en cuanto a atención sanitaria debido a este sesgo? Y si es así, ¿puede poner algunos ejemplos?

Si en mi opinión. En primera consulta es más probables que las demandas de las mujeres sean consideradas psicosomáticas en un 25 % de casos y que se les administren ansiolíticos y antidepresivos. Las principales demandas de las mujeres en atención primaria son el dolor, y el cansancio, que son atribuidos fácilmente a problemas de salud mental, antes de investigar sus causas. Las mujeres presentan síntomas de infarto de miocardio en el que predomina el dolor retroesternal en lugar del dolor en brazo izquierdo, por lo que llegan más tarde al hospital y no se pueden aplicar a tiempo los tratamientos protocolizados por lo que la mortalidad post infarto es superior entre mujeres.

¿Se está produciendo un cambio a la hora de abordar la formación de los nuevos médicos y médicas?

Demasiado lentos para las que empezamos a denunciar esta discriminación hace más de treinta años. No hemos conseguido que se incorpore la perspectiva de género en las asignaturas troncales, aunque se han incorporado en algunos másteres posgrado o en los másteres interdisciplinares de género. En países nórdicos europeos y en 18 universidades americanas existen formaciones específicas en Mujer y Salud, que inician su formación no en la reproducción, sino en Cardiología, Endocrinología y Neurología.

¿Cómo la feminización de ciertas profesiones o la inserción de mujeres en ellas genera también un “déficit de salud” para las mujeres? ¿De qué manera?

Las profesiones que implican un incremento de estrés emocional, como las de enseñanza o la sanitaria, producen un alto grado de estrés físico y mental. Las profesiones relacionadas con la limpieza, o la jardinería e invernaderos exponen a la mujer a tóxicos ambientales, que son disruptores endocrinos. El cuerpo de las mujeres tiene un 15% más de grasa que el del hombre, y muchos pesticidas y otros tóxicos se acumulan en las células grasas.

En la actualidad, la mujer representa más del 50% de la profesión, pero tan solo un 20% de los puestos directivos son para ellas ¿Qué medidas pueden tomarse para facilitar esa igualdad y romper el techo de cristal?

Ya tenemos una Ley de Igualdad del 2007, que estimula la lucha contra todo tipo de discriminación, pero como en muchas otras profesiones, se necesita voluntad política y la decisión por parte de los que dirigen los hospitales, y centros de primaria, para estimular la paridad en los órganos de dirección. El ejercicio de las cuotas es a veces necesario para romper el techo de cristal.

¿Qué repercusión puede tener una mayor presencia de la mujer en los puestos directivos?

Que se amplíe la mirada sobre los problemas que se han de resolver, y se mejore la metodología. Pero también requiere que las mentes de las mujeres queden libres de estereotipos de género, de lo que también deben liberarse los hombres.

¿Ha tenido usted que enfrentarse a trabas por ser mujer en la ciencia?

Mas que trabas en mi trabajo, he encontrado un gran silencio, y muy poco interés por parte de muchos profesionales, que todavía no han visto la necesidad de construir la ciencia de la diferencia, y continúan en el masculino “neutro” como la base de la ciencia.

¿Es necesario el feminismo en la Medicina?

Si, como en todas las ciencias, ya que el feminismo defiende los derechos de las mujeres. En el caso de la Medicina, la mujer tiene derecho a ser tratada en igualdad que el hombre, pero teniendo en cuenta sus diferencias. Hace más de veinte años hemos constituido en España la REDCAPS, de profesionales en Mujer y Salud, que nos comunicamos y autoformamos con seminarios, para construir la Ciencia de la Diferencia y elaboramos una revista, MUJERES Y SALUD (MYS) www.mys.matriz.net, que intenta poner de manifiesto las diferencias en salud en el campo biológico, psicológico, social, cultural  y medio ambiental. Lentamente pero con ayuda de las nuevas generaciones de estudiantes y médicos y médicas de primaria como el grupo de “La cabecera”, se va deshaciendo la mirada androcéntrica, para abarcar la salud de mujeres y hombres de una forma integral.

 

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