jueves, marzo 28, 2024

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La cultura de la confianza aporta seguridad y calidad al acto médico

El Servicio Nacional de Salud de Reino Unido (National Health Service) (NHS) cuenta desde hace unos meses con una nueva figura, “National Guardian”, con el objetivo de velar por los trabajadores del NHS que se atrevan a denunciar situaciones que supongan un peligro para la seguridad del paciente. “MedicosyPacientes” ha pulsado la opinión de algunos de los máximos representantes del sector sanitario, quienes han coincidido en lo positivo de la medida a la hora de hacer frente a problemas de seguridad y de calidad.
 

Al director general de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad, Carlos Moreno, le parece “una loable iniciativa, ante la importancia que tienen el incremento y la preservación de la calidad de los servicios sanitarios, así como la necesidad de mejorar de forma continua la seguridad del paciente».

 
“Desde el punto de vista de las competencias de coordinación y cohesión, que le son propias a la Administración general del estado, esta iniciativa podría propiciar, a su juicio, «el análisis de la puesta en marcha de un instrumento similar en nuestro país, a través de la figura del Observatorio del SNS”. Al tiempo que lo vincula, con la necesidad de potencia  iniciativas en materia de Desarrollo Profesional Continuo y Validación Periódica de la Colegiación.
 
El secretario general de CESM, Dr. Francisco Miralles, que  también valora como interesante la iniciativa, considera, no obstante, que «antes de plantearse un paso así en nuestro país, «se debería tener evidencia sobre los resultados cosechados al respecto en Reino Unido».
 
A su juicio, «se precisa que ante una situación de este tipo, en la que un profesional se atreve a denunciar riesgos que el centro sanitario pueden provocar a un paciente, debería quedar amparada en cualquier país y sistema de salud, en los que, a veces, los límites de la prestación sanitaria ponen en riesgo la salud de los ciudadanos». Igualmente, cree que sería necesario proteger a los profesionales que estén dispuestos a denunciar este tipo de situaciones.
 
El vocal nacional de médicos en empleo precario de la OMC, Dr. Fernando Rivas, opina, al respecto, que la figura propuesta por el NHS «se parece a un Defensor del Profesional Sanitario», lo cual, a su juicio, pone de manifiesto dos cosas. «Por un lado, que han sido capaces de identificar a través de un informe que los profesionales sanitarios son los primeros en detectar los fallos del sistema y que escucharles, por tanto, supone un ejercicio de autocontrol para el propio sistema. Por otra parte, es que los mecanismos anteriores no han debido funcionar del todo bien para que se tenga que tomar esta medida».
 
Como recuerda el Dr. Rivas, el código deontológico en España «ya recoge que los profesionales deberán denunciar las deficiencias en calidad, suficiencia y mantenimiento de los principios éticos del sistema sanitario. El ejercicio responsable debe guiar al médico en su denuncia, sin tener por ello que generar escándalo ni conmoción en la sociedad». Es por ello que propone plantear una figura dentro de las comisiones de deontología médica «que recuerde a los profesionales que están a su disposición para llevar cuantos hechos crean denunciables ante las instituciones pertinentes».
 
Para la Plataforma de Organizaciones de Pacientes, según su presidente, Tomás Castillo, «cualquier iniciativa que contribuya a mejorar los procesos, avanzar en los derechos de los pacientes y en la seguridad en la atención del paciente por parte de los servicios y profesionales sanitarios es más que positiva». 
 
En este caso concreto, desde su punto de vista, la creación de una figura oficial que reciba información de los propios profesionales sobre mala praxis •puede contribuir efectivamente a mejorar la seguridad». La única cautela que se deberá tener, según Castillo, es que «no se convierta en un simple instrumento de depuración o de venganzas personales, si no en un verdadero motor de cambio para avanzar en la mejor atención a los pacientes».
 
Para evitar este tipo de situaciones el Dr. Carlos Macaya, presidente de la Federación de Asociaciones Científico-Médicas Españolas (FACME) piensa que lo ideal sería que la figura de «guardian» debería desempeñarla una entidad independiente, «que tuviera como principales protagonistas a los ciudadanos, asesorados por profesionales, y con total independencia», ya que lo que se pretende, desde su punto de vista es comunicar desde algún grupo o unidad asistencial que algo no funciona correctamente con el consiguiente riesgo para la asistencia médica de los pacientes, además de proteger a quien informa de la situación y procurar que la comunicación «sea canalizada por la vía adecuada para intentar resolver la incidencia y evitar poner en riesgo al paciente».
 
El problema que ve a todo esto el presidente de FACME, se resume en  «quien va a controlar al controlador, ya que, como indica, «si lo hiciera la propia Administración sanitaria, que es la responsable última de que un servicio funcione bien, habría sus dudas».
 
El ex consejero de Sanidad de Castilla-La Mancha y experto independiente en políticas de salud Fernando Lamata, también ofrece su visión sobre la creación en el Reino Unido de la figura de “Guardián Nacional” para, desde su punto de vista, «promover una cultura de confianza, en la que los profesionales sanitarios se sientan apoyados y seguros cuando comuniquen eventos adversos», algo que considera muy positivo, ya que  «puede mejorar la información sobre problemas reales de seguridad y puede contribuir a resolverlos». 
 
Sin embargo, el Dr. Lamata observa ciertas contradicciones en esta decision con respecto a otras que se han tomado anteriormente en el NHS England, que, a su juicio, «van precisamente en la dirección contraria». En concreto, como expone, «el que fuera hace años un modelo ejemplar de sanidad, se ha visto deteriorado progresivamente por dos factores simultáneos: los recortes presupuestarios y la privatización de la gestión. Menos recursos y buena parte de los recursos restantes derivados a intermediarios, contratistas, especuladores, pillos, que aprovechan la desregulación del sistema sanitario inglés para obtener pingües ganancias que se traducen en la sobrecarga de los profesionales, la falta de medios, las listas de espera, la descoordinación, deteriorando la calidad y la seguridad, como han mostrado los informes que, precisamente, han sido pie para la creación de esta nueva figura».
 
En definitiva, considera el “Guardián Nacional” «está muy bien. Lo aplaudimos», aunque, en realidad, no lo considera «el tratamiento adecuado para la enfermedad del NHS England. Desde luego no es suficiente». Lamata aboga por recuperar «el espíritu de servicio público, la dotación adecuada, la gestión pública eficiente. Des-mercantilizar el sector será la mejor medida para aumentar la seguridad y la calidad en la atención a los pacientes». «¿Será la creación de esta nueva figura, esencialmente, una cortina de humo?», plantea finalmente.
 
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