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La Comisión de Ética y Deontología del Comib elabora un informe que servirá de guía a los médicos para abordar la eutanasia

La Comisión de Ética y Deontología del Col·legi Oficial de Metges de les Illes Balears (Comib) ha elaborado un documento sobre la Ley de Eutanasia cuyo objetivo es servir de guía y de reflexión acerca de cuestiones que puedan surgir cuando la norma se ponga en marcha próximamente

El texto plantea inicialmente la situación de la eutanasia a nivel global. Actualmente, España es el cuarto país europeo que legaliza esta práctica después de Holanda, Bélgica y Luxemburgo, y será el séptimo país a nivel mundial tras Colombia, Canadá, Nueva Zelanda y los citados europeos. En Australia solo está admitida en algunas zonas del país, mientras que en Suiza y algunos estados norteamericanos únicamente es legal el suicidio asistido. 

 
El informe de la Comisión de Ética y Deontología del Comib subraya que hay estudios que demuestran que, en los países en los que se ha legalizado la eutanasia y hacen públicos sus datos, se observa un aumento progresivo del número de peticiones de eutanasia con el paso de los años. Este fenómeno es conocido como la “pendiente deslizante”.
 
En el texto se abordan los conceptos de dignidad y libertad del ser humano, ideas sobre las cuales se basaría un supuesto derecho de las personas a decidir cuándo y cómo morir. El documento plantea el concepto de dignidad como inherente al ser humano. En cuanto a la libertad de decisión, se expresa la necesidad de asegurarla en el contexto de la solicitud de la eutanasia, sabiendo que son muchos los factores (soledad, desesperanza, el impacto de la propia enfermedad en el paciente) que pueden conducir a una pérdida de libertad, al igual que pueden serlo los factores socioeconómicos (retraso en la llegada de ayudas sociales o de dependencia que puede favorecer que el enfermo se sienta “una carga” para sus familiares).
 
El texto recoge la visión de diferentes organismos nacionales e internacionales acerca de la eutanasia. El Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), que no considera la eutanasia un acto médico, reitera la necesidad de una norma específica de cuidados paliativos y pide que se tengan en cuenta los condicionantes sociales que pueden llevar a una persona a solicitar la eutanasia. Del mismo modo, el Comité de Bioética de España considera que la ley de eutanasia supone el inicio de un camino en el que se resta valor a la defensa de la vida. La Asociación Médica Mundial manifiesta que esta práctica no está de acuerdo con los principios éticos básicos de la práctica médica. 
 
El alivio del sufrimiento podría ser considerado un derecho universal, pero miles de personas hoy día siguen muriendo con dolor. Según datos europeos, España se encuentra en la 31ª posición de 51 países en cuanto a desarrollo de los cuidados paliativos. Alrededor del 50% de la población española que lo necesita no tiene acceso a unos cuidados paliativos de calidad, lo que podría incrementar la demanda de eutanasia. El informe destaca que la eutanasia no es un acto médico, si bien la responsabilidad va a recaer sobre la profesión médica, y recuerda que el compromiso del facultativo es intentar la curación o mejoría del paciente y, cuando ello ya no es posible, permanece la obligación de aplicar las medidas para conseguir su bienestar. 
 
Desde el punto de vista legal, los profesionales responden ante la autoridad, pero desde el punto de vista ético, ante su propia conciencia. La objeción de conciencia se plantea cuando existe un choque entre el deber moral y el normativo. Los colegios de médicos deben velar porque el derecho a la objeción de conciencia se cumpla, e igualmente deberán estar vigilantes para que ninguna opción (médico objetor y médico dispuesto a aplicar la eutanasia) acarree perjuicios ni beneficios laborales. El Comib pone a disposición de sus colegiados un registro de objeción de conciencia que cumple con las garantías de confidencialidad y secreto.
 
Es previsible que esta nueva ley tenga, con el paso del tiempo, repercusiones en la profesión médica y en la relación médico-paciente. Los médicos clásicamente han estado comprometidos con no precipitar la muerte de los pacientes. No obstante, dentro del colectivo las posturas respecto a la eutanasia no son homogéneas y todos han de estar amparados por el colegio profesional. 
 
El documento concluye que es obligación de los colegios de médicos ofrecer, a los facultativos y a la sociedad, información clara sobre lo que es la adecuación del esfuerzo terapéutico, los cuidados paliativos y la eutanasia, siendo las dos primeras actuaciones aceptadas desde el punto de vista ético y deontológico.
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