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José Bono y Rodríguez Sendín advierten que el TTIP creará “barreras insalvables” por el alto coste de los medicamentos

El presidente de la OMC, Dr. Juan José Rodriguez Sendin, y el expresidente del Congreso de los Diputados, José Bono, complementaron el plantel de intervinientes en la Conferencia sobre el TTIP celebrada el viernes en Lisboa

Ambos aludieron a las consecuencias que este Tratado tendría en todo lo relacionado con los servicios de salud y, en especial, a las “barreras insalvables” que, a juicio de ambos, crearía para miles de pacientes que no podrían acceder a los medicamentos que necesitan por los altos precios que fijan las compañías por el “perverso” modelo de patentes.       

Jose Bono: “Se debe dar la batalla ante la falta de acceso a medicamentos necesarios y esenciales”

El expresidente del Congreso José Bono, que desde hace más de un año no ha hecho declaraciones sobre la realidad política, se declaró “pregonero” altruista en esta causa del TTIP “a la que me han convertido los médicos”, convencido de que “se puede y se debe de dar la batalla ante la falta de acceso a los medicamentos necesarios y esenciales” porque supone una “violación del derecho humano a la salud y a la atención sanitaria”.

En su intervención sobre el TTIP, se centró en los altos precios de los medicamentos y en el actual sistema de patentes al que calificó de “perverso”. Según las cifras que expuso, una de cada tres personas en el mundo “no tienen acceso a los medicamentos esenciales y esa proporción supera el 50% en los países de bajos ingresos. Por este motivo, más de 10 millones de seres humanos mueren cada año”.

Los elevados precios de ciertos medicamentos y, en concreto, los antivirales de acción directa  para la Hepatitis C, han provocado –afirmó- “que sólo se haya podido tratar hasta ahora a no más de un 1% de las personas afectadas en el mundo por esta patología,  pese a haber sido incluidos en la lista de medicamentos esenciales por la OMS”, situación que calificó de  “escándalo”.

Citó el precio medio pagado en los países de la OCDE para uno de estos tratamientos, unos 42.017 euros, mientras que el coste de ese medicamento es de menos de 300 euros, incluida la investigación. Ante este desequilibrio, Bono se preguntó “¿cómo es posible que los gobiernos no reaccionen para fijar un precio que no sea abusivo, que sea justo?”

Recordó que esta situación ha provocado que pacientes, a los que se les ha negado el acceso a estos tratamientos, hayan optado por buscar el remedio fuera, donde los medicamentos se venden a precios más bajos, a través de viajes organizados a países como Egipto, donde el tratamiento cuesta menos de 1.000 euros.

Desde su punto de vista, para recuperar el equilibrio roto por la industria farmacéutica, conviene reducir los precios de los medicamentos y establecer licencias obligatorias. “Los Estados –afirmó- deberían ser soberanos para que no sean más importantes que ellos las industrias farmacéuticas”.

José Bono calificó el sistema actual de patentes de “perverso” y aseguró que “genera problemas de acceso y de exceso simultáneamente, perjudicando a millones de pacientes y causando un enorme gasto innecesario”. Lamentó que “por culpa de las patentes o de su abuso mueran cada día miles de personas por causas evitables”.

En su opinión, “las patentes tienen como justificación remunerar el coste de la inversión en investigación para estimular y garantizar la innovación. Por lo tanto, si se concede patente para proteger la inversión, entonces se debe fijar un precio razonable y un beneficio razonable, no abusivo”.

Para José Bono, la industria farmacéutica tiene puesta su vista sobre el TTIP con dos objetivos principales: uno de ellos sería reforzar el sistema de patentes aludiendo que son el “alma y la sangre de la innovación”, cuando en realidad, lo que son, es la “sangre de la facturación” y otro de los objetivos sería el de “fijar los precios por valor y no por coste”.

Tras esta reflexión, calificó al TTIP como “un caballo de Troya para la sanidad” y consideró que sus efectos para los sistemas sanitarios pueden ir enfocados a un “menor control de riesgos para la salud pública, a una penalización a los Estados, es decir, a la ciudadanía, con un aumento imparable de precios de medicamentos, al blindar el actual sistema de Patentes e impedir la financiación selectiva”.

Concluyó animando a seguir luchando en esta batalla, porque, como reiteró “la falta de acceso a los medicamentos necesarios y esenciales supone una violación del derecho humano a la salud y a la atención sanitaria”.

Dr. Rodriguez Sendin, convencido de que “el TTIP tiene los días contados”

El presidente de la OMC expuso el posicionamiento de la corporación acerca de los Tratados de Libre Comercio, no sin antes referirse a las consecuencias de los recortes en Sanidad llevadas a cabo en los últimos años. Recortes que, a su juicio, representan un “auténtico atentado contra los ciudadanos” y señaló que “lo lamentable es que se quiere seguir recortando cuando ni en Portugal ni España hemos gastado por encima de nuestras posibilidades”. “Lo contrario –añadió- es rigurosamente falso y se puede demostrar con datos”.

Lamentó que los ajustes estructurales más severos se hayan llevado sobre las rentas del trabajo, en las que entran las de los trabajadores más cualificados como son los profesionales médicos. Señaló que devaluación salarial interna que se ha producido llega hasta casi un 25 por ciento del salario y “teniendo en cuenta que ya estábamos en la cola de Europa”, a lo que se suma la pérdida de unos 45.000 puestos de trabajo (30.000 enfermeras y 10.000 médicos). “Las consecuencias de todo ello son tremendas”.

Advirtió que la pobreza es, en estos momentos, “la enfermedad más grave a la que nos enfrentamos los médicos en nuestras consultas, sobre todo de Atención Primaria, y lo lamentable es que nosotros no podemos curarla, sino solo compadecernos de ella”.

El Dr. Rodríguez Sendín destacó como un problema de sostenibilidad externa el alto coste de los medicamentos, una responsabilidad que atribuyó a los Gobiernos “que no controlan los precios”. Sin embargo, explicó que, a medida que se ha ido reduciendo el gasto sanitario, ha ido creciendo la factura farmacéutica que, actualmente, se aproxima al 30 por ciento del gasto sanitario total, procedente del gasto hospitalario más el gasto en receta. “No podemos seguir tan dependientes de lo que la industria farmacéutica demanda que, además, ya no es tal, sino un conjunto de conglomerados financieros que compran y venden las moléculas al mejor postor”.

Al referirse a los Tratados de Libre Comercio, el presidente de la OMC aseguró que no está en contra de ninguno, “siempre que procuren mejorar la situación económica y social de nuestros ciudadanos”, aunque puso en duda que las multinacionales “antepongan las necesidades urgentes de la población, entre ellas la de generar más puestos de trabajo, a las suyas propias, centradas en obtener mejores resultados y ejercer control sobre los gobiernos”.

Incidió en la preocupación de los médicos españoles y portugueses por la falta de transparencia con la que se está procediendo a las negociaciones del TTIP y por las consecuencias que, directa o indirectamente, puedan ejercer sobre la salud de la población. “De que vale que nos digan que se van a respetar los sistemas sanitarios si después nuestros profesionales, debido al encarecimiento extraordinario de los medicamentos no van a poder ni recetar lo más conveniente al paciente, ni van a poder mantener su nivel adquisitivo, ni se le va a poder ofrecer a la población lo que necesita”.

Opinó que, ante este panorama, es evidente, que “no es necesario privatizar nada; pero también es cierto que desde dentro se están deslegitimando, vía pacientes y vía profesionales, los sistemas públicos de salud de los que nos sentimos tan satisfechos”

Para él, lo que ofrece el TTIP es “mantener en el mercado casi el 75 por ciento de los nuevos fármacos que, en realidad, no aportan nada, mientras su precio va creciendo en los últimos años, algunos hasta 300 veces, mientras se ha ido recortando las inversiones en el sector público”.

Otro de los inconvenientes de dicho Tratado, a juicio del Dr. Rodríguez Sendín, recae en los dilemas relativos al coste-efectividad y al impacto presupuestario. Teniendo en cuenta lo sucedido, por ejemplo, con el medicamento Sovaldi para el tratamiento de la Hepatitis C, “su efectividad es  muy alta pero a un precio desorbitado, no justificado, que obliga a pagar precios distintos en cada país en función de sus recursos, produciéndose una situación inverosímil y que no sucede en absoluto con otros bienes de consumo”.

Entre los perjuicios del TTIP destacados por el Dr. Rodriguez Sendin figura la consolidación del modelo actual de patentes “al otorgar un enorme poder de negociación a las grandes compañías a la hora de autorizar la comercialización y fijar los precios de los medicamentos”. Ante esta situación, volvió a instar a la modificación del sistema de patentes actual y modular sus comportamientos.

Por otra parte, expresó su temor a que este Tratado pueda limitar las capacidades de los sistemas nacionales para establecer mecanismos que mejoren la eficiencia y la negociación de precios.

En definitiva, el presidente de la OMC abogó por poner una serie de condiciones al TTIP para evitar la amenaza del retroceso social que pasan por “excluir explícitamente cualquier aspecto que afecte a los sistemas de salud relativos a salud pública, asistencia sanitaria, seguros sanitarios públicos y privados, distribución farmacéutica, patentes de productos farmacéuticos y sistemas de selección selectiva de medicamentos”.

Consideró que “los gobiernos elegidos por la ciudadanía tienen que ser soberanos para decidir, en lo concerniente a dichos tratados, las materias que son de aplicación y las que no en relación a la salud” y se mostró convencido de que el TTIP, para el sector sanitario, “tiene los días contados”, y de que “el Parlamento español no asumiría dicho Tratado, en el caso de que se atrevieran a llevarlo”.

Finalizó coincidiendo con el Dr. Silva en que “El TTIP es el caballo de Troya dentro de la ciudad con el que pretenden reventar, por la noche, la sanidad”.  

Coloquio: Atentos y convencidos de que el TTIP se puede cambiar

En el coloquio posterior a las intervenciones, los 4 ponentes manifestaron su opinión sobre el futuro de este tratado.

Jorge Sampaio, que recordó su trabajo de hace más de 30 años como abogado defensor de patentes farmacéuticas como la de la vacuna contra la tuberculosis, con cuya causa recorrió el mundo, aludió a la fragmentación del poder político y a la creciente dominio de entidades financieras, ante lo cual abogó por recuperar el equilibrio y se mostró esperanzado en conseguirlo. “Eso es lo que me hace seguir andando”.

Por su parte, el Dr. Silva, se mostró tajante al afirmar que, en la formulación inicial del TTIP, no se puede firmar porque “estamos en manos de las grandes corporaciones”, pero si se preservan los servicios públicos “no habría motivos para temer”. Aun así, dijo que las corporaciones médicas “estaremos atentos” a lo que ocurra.

El Dr. Rodriguez Sendin insistió en que este Tratado “tiene los días contados”, pero aunque “decaiga”, dijo que habría que “modular y controlar” las patentes y “volver a contar” lo que el modelo actual supone en el acceso a los medicamentos, convencido de que “Nunca se hace camino si no se intenta”.

José Bono, que rehusó responder a preguntas sobre la situación política en España porque dijo estar “alejado de la actividad pública”, se sumó a lo expresado por el Dr. Sendin en el sentido de que “hay que armarse de voluntad porque esto se puede cambiar”, sin “demonizar” los medicamentos porque “son un producto que es útil”, pero intentando que no existan “grandes desequilibrios entre el coste y el precio”.       

        

       

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