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Expertos alertan del incremento de factores ambientales potenciadores de hipertensión entre los escolares

En la actualidad, alrededor del 10% de la población infantil presenta una elevada presión arterial, cifra que, sin embargo, puede ser aún mayor debido a que se estima que un alto porcentaje de casos está sin diagnosticar. Al respecto, pediatras han alertado de la existencia de factores ambientales que están potenciando esta patología entre los escolares

Madrid, 11 de junio 2013 (medicosypacientes.com)

Uno de cada tres niños españoles tiene exceso de peso, lo que sitúa a España a la cabeza de los países de nuestro entorno en lo que se refiere a tasas de sobrepeso, y ha provocado un importante aumento de los casos de hipertensión arterial (HTA) en niños y adolescentes. En la actualidad, alrededor del 10% de la población infantil presenta una elevada presión arterial, cifra que, sin embargo, puede ser aún mayor debido a que se estima que un alto porcentaje de casos está sin diagnosticar.

«La obesidad se ha convertido en el principal factor de riesgo cardiovascular, ya que la prevalencia de hipertensión entre niños obesos puede superar el 30%», ha explicado el doctor Francisco de la Cerda, pediatra del Hospital Universitario de Virgen del Rocío de Sevilla, durante el 62º Congreso Nacional de la Asociación Española de Pediatría (AEP) que se celebra estos días en la ciudad hispalense.

Además de la obesidad, existen importantes factores ambientales que están extendiendo la hipertensión de manera alarmante entre los escolares. El doctor De la Cerda menciona, «el sedentarismo o la falta de actividad física, la ingesta de sal, y el consumo de alcohol entre los adolescentes». En su opinión, «la televisión, el ordenador, los videojuegos o los móviles provocan que los menores pasen más horas de la cuenta sentados cada día. Y así lo corroboran diversos estudios que sitúan a los niños y adolescentes españoles entre los más sedentarios de Europa».

A esto se ha sumado la excesiva ingesta de grasas provenientes, principalmente, de productos precocinados y de la bollería infantil, cuyo consumo está cada vez más popularizado entre la población infantil. «En muchas ocasiones son reflejo de hábitos familiares, ya que cada vez es más frecuente ver en la consulta a un niño con sobrepeso acompañado de padres y hermanos obesos, que en muchas ocasiones también presentan HTA asociada», comenta el doctor De la Cerda.

Dolor de cabeza, sangrado por la nariz o, en casos más graves, alteraciones neurológicas o de la función de corazón, riñones y ojos, son los síntomas más comunes que pueden alertar de hipertensión en los menores. Sin embargo, el perfil asintomático de la hipertensión arterial en la mayoría de los casos dificulta su diagnóstico, factor que en la población infantil resulta más peligroso ya que, como explica el doctor De la Cerda, «incluso subidas leves de la presión arterial en edades tempranas, se traducen en hipertensión severa en la edad adulta, lo que conlleva un mayor riesgo de sufrir serias complicaciones cardiovasculares. Por todos estos aspectos, el control y el tratamiento de este trastorno durante la infancia tiene un papel fundamental en la prevención de posteriores complicaciones».

Soluciones terapéuticas

En el tratamiento de la hipertensión infantil resulta fundamental modificar hábitos y estilo de vida. Destacan principalmente tres aspectos: perder peso, ya que está demostrado que la reducción de la grasa corporal conlleva una caída de las cifras de presión arterial; seguir una dieta sana y variada, reduciendo la ingesta de sal y evitando el consumo de azúcares, grasas saturadas y refrescos, y en tercer lugar, realizar ejercicio físico al menos 40 minutos diarios y evitar que el menor esté sentado más de dos horas seguidas frente al ordenador o la televisión. «Según el grado de hipertensión, la repercusión que dichas cifras de presión tengan en el niño o la respuesta que se consiga con las anteriores recomendaciones será necesario recurrir al tratamiento farmacológico», advierte este experto.

El control de la presión es además una herramienta para la detección de enfermedades potencialmente peligrosas en la edad adulta, como los accidentes cerebrovasculares (ACV), arteriosclerosis, infarto de miocardio y otras afecciones cardiovasculares, insuficiencia renal y deterioro cognitivo prematuro. «Se calcula que uno de cada cinco jóvenes sufrirá un evento cardiovascular en la edad adulta, por lo que es fundamental identificar los factores de riesgo a edades tempranas y fomentar los hábitos saludables como principal medida de prevención», concluye el doctor De la Cerda.

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