El Colegio de Médicos de Asturias cierra su 120 aniversario con un acto institucional y la actuación de Ainhoa Arteta

 

Aseguró que “este fuerte nexo que nos reúne a pesar de la distancia en el tiempo es el fuerte espíritu vocacional que anima nuestra profesión, en la que trabajamos con una ciencia llena de incertidumbres, así como el sentimiento solidario y compasivo”.

 

En este sentido, el Dr. Braña se refirió a la profesión como especialmente humanitaria, que exige el “padecer con el enfermo, guiados por la ética y el cumplimiento de las normas deontológicas, que son los elementos que confieren grandeza a nuestra labor, una experiencia única e inconmensurable en la que un ser con capacidad para curar o aliviar enfermedades se inclina ante otro ser que necesita y espera de sus cuidados”.

 

El presidente del Colegio de Médicos de Asturias  resaltó los años “muy positivos” de actividad profesional y vida colegial que han sido posibles -dijo- gracias a “los esfuerzos, los sacrificios, la abnegación de miles de médicos normales”, poniendo de relieve la “importancia esencial que el trabajo del médi

 

Tras poner de manifiesto que “hoy nos asombra la facilidad que tienen las ideas para cambiar de dirección y de destino”, afirmó que “el progreso, que es imparable en nuestra profesión médica, ha venido siendo una batalla cotidiana con el tiempo, para tratar de condicionarlo a la medida de nuestro propósito”. 

 

El Dr. Braña reflexiono sobre “la tendencia al apresuramiento puede hacer que dejemos de apreciar la consistencia y la necesidad de fortalecer los valores y las instituciones en los que debemos sostenernos para hacer más seguro y eficaz nuestro trabajo, pues aquellos tienen la fiabilidad de estar asentados sobre unos principios esenciales, inmutables en su fondo, que ya han sido perfectamente definidos desde hace siglos en el Código Hipocrático”. 

 

Por ello, apeló a la ética y dijo que “comprendiendo que, aunque cada día se sabe más y se sabe mejor, también cada día hemos de vivir la necesidad del deber de conciencia -es decir, la autoexigencia ética- que nos impele a ser útiles al prójimo”.

 

Tras la intervención del Dr. Braña, el Dr. Serafin Romero, presidente de la OMC, expresó la felicitación al presidente del Colegio de Médicos de Asturias y a toda su junta directiva por el “entusiasmo transmitido en este acto sanitario” que tiene detrás 120 años de historia, “de defensa de la profesión, de control deontológico, pero eminentemente, de garantía para los ciudadanos de que los profesionales que le asisten son los más capacitados y mejor formados”. Este es un acto -dijo- que expresa “el compromiso de la profesión médica con la sociedad y que hace que esta sea altamente reconocida”. 

 

El Dr. Romero hizo referencia al papel que cumplen los colegios, en general, y la labor de la profesión médica en particular, “una de las profesiones -afirmó- más reguladas, con un gran control de la práctica para garantizar al ciudadano, a los pacientes, que esta práctica se hace en las mejores condiciones”. “Esa es la esencia y la base de los colegios de médicos”.

 

Recordó los valores del profesionalismo médico y el deber de “anteponer al paciente por encima de cualquier otro interés, incluido el nuestro, algo que está en nuestro ADN”. Por eso, señaló que la OMC, que durante estos años de crisis ha defendido que “no podíamos dejar de atender al que menos tiene y más lo necesita”, ha visto con “buenos ojos” la decisión de recuperar la universalidad del modelo sanitario público de que “nos sentimos tan orgullosos para legárselo a futuras generaciones”.

 

Finalmente hizo referencia al compromiso de la profesión médica, aún en épocas difíciles, de seguir aposando por “la excelencia, por el desarrollo profesional continuo y por la eficiencia con los recursos limitados que la sociedad pone en nuestras manos”. “Todo ello -añadió- avalado por el Código de Deontología, ahora en renovación, y donde, por encima de las normas, hemos planteados los principios por los cuales nos debemos de regir y expresar claramente cuál es nuestra postura ante la vida, ante el paciente, y ante situaciones en las que se anteponen esos valores”.

 

Tras la intervención de Serafín Romero se proyectó el video del 120 aniversario en el que se hizo un recorrido de los hechos históricos más destacados sucedidos en estos años y también de los avances más destacados producidos en la medicina y el Colegio de Médicos de Asturias. El video incorporó testimonios de médicos que pusieron en valor la importancia y la labor del Colegio.

 

Finalizó el acto con un recital de Ainhoa Arteta, quien, acompañada al piano por Rubén Fernández, interpretó en la primera parte habaneras y canciones negras y, en la segunda, hizo un recorrido por diversas arias de     La Traviata, de Giuseppe Verdi; La Bohème, de Giacomo Puccini, y Manon Lescaut, de Giacomo Puccini. 

 

Con todo el Teatro Campoamor puesto en pie aplaudiendo, la soprano hizo un bis con la romanza De España vengo, una canción -dijo- que “no se pudo cantar durante muchos años”. La introdujo explicando que «soy vasca, de 32 apellidos vascos», y añadió que “sin los vascos, España no existiría. El que quiera saber historia, que se la lea. Estoy orgullosa del país que tenemos, y creo que no lo explotamos lo suficiente”. “Estoy orgullosa de ser vasca y española”, concluyó.