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Dra. Carmen Hernández, médica cooperante: «Muchas cosas en cooperación se ven a través de los ojos de una mujer»

La Dra. Carmen Hernández Pérez ha podido ver cumplir sus dos sueños desde que era pequeña: ser cirujana y ser médica cooperante. Hoy dirige el Proyecto Cirugía en Turkana (Kenia), iniciativa a la que se unió en 2007 y por la que realiza campañas quirúrgicas para poblaciones de allí. Asegura en esta entrevista, con motivo del Día Internacional de la Mujer, que en su equipo el 95% de los profesionales son mujeres: "Muchas cosas en cooperación se ven a través de los ojos de una mujer"

La Dra. Hernández es Doctora en Medicina y Cirugía, sobresaliente Cum Laude (UCM), y especialista en Cirugía General y del Aparato Digestivo. Es profesora y coordinadora de la Asignatura Optativa Medicina sin fronteras y Cirugía en Cooperación Sanitaria en la Universidad Complutense de Madrid y miembro de los Comités de Postgrado, Docencia y Cooperación del Departamento de Cirugía (UCM).

 
Aunque considera que es cierto que los puestos directivos «siguen estando acaparados por los hombres» cree que «la mujer del siglo XXI ha comenzado un camino que no tiene vuelta a atrás». «Cuando veo a mis alumnos de medicina en clase veo un 80% de mujeres, y cada vez son más», señala.
 
Además, organiza jornadas de cooperación sanitaria, participa con sus alumnos en la elaboración de sus Trabajos de Fin de Grado e imparte charlas a diversos colectivos (colegios, empresas, estudiantes, etc.), para dar a conocer su labor y la de otros profesionales implicados en labores de Cooperación y el proyecto Turkana. 
 
«Entiendes que detrás de la pobreza más absoluta hay muchas cosas que nos unen. Salvar las diferencias y encontrar la esencia de los seres humanos es la experiencia más inolvidable que te traes de allí», asegura.
 
-Muchos años de voluntariado y cooperación humanitaria sobre sus espaldas. ¿Qué fue lo que le motivó para dedicarse a ello?
 
Mi trabajo en Cooperación comienza en el año 2007, hasta entonces solo había tenido contacto esporádico como voluntaria con una ONG (Medicos del Mundo, como voluntaria). No se cuales fueron mis motivos porque realmente no sabía a lo que me tendría que enfrentar pero siempre tuve claras dos cosas: que quería ser médico cirujano (eso lo decidí cuando tenía 5 años) y que quería dedicarme a algo relacionado con la cooperación (eso lo decidí con 18). 
 
Comencé la carrera de medicina y luego me especialicé en Cirugía General, en ese momento veía cada vez más lejano el poder cumplir mi sueño de ser cooperante, al acabar la residencia tenía un contrato de guardias y apenas tenía días libres. Además en esos años tuve a mis dos hijos. Pero un buen día en el año 2007 unos amigos del Ramón y Cajal me dijeron si quería unirme a ellos para ir a operar a un sitio llamado Turkana. No me lo pensé dos veces. Tenía miedo pero sabía que era mi gran oportunidad, y me fui con ellos. Y ya no volví del todo. Parte de mí se quedó en ese primer viaje y por eso desde entonces vuelvo, para seguir aprendiendo. 
 
-¿Qué experiencias le han marcado?
 
Desde que pones un pie en Turkana comienzas a aprender, con el paso de los años comienzas a entender. Entiendes que detrás de la pobreza más absoluta hay muchas cosas que nos unen. Salvar las diferencias y encontrar la esencia de los seres humanos es la experiencia más inolvidable que te traes de allí. 
 
-En 2007 se une a Cirugía en Turkana. ¿Qué le llamó de este proyecto? ¿En qué consiste?
 
Me uní al primer proyecto que me ofreció una posibilidad, tuve mucha suerte porque fui con mis amigos cirujanos del Ramón y Cajal, Elena Mendía, Gloria Rodríguez y otros más. En esos años era un proyecto pequeño, entre amigos, que trataba de dar asistencia quirúrgica a los Turkana, éramos un grupo de cirujanos generales y un anestesista embarcados en una aventura difícil. Por ese entonces las dificultades en el Hospital de Lodwar donde trabajamos eran todas, los pocos recursos, la falta de personal, el difícil acceso de los pacientes al hospital, todo era complicado. Algunas campañas tuvimos pocos pacientes. Con el paso de los años esto cambia, en el año 2012 se une a nosotros Joaquín Vazquez que además de mi marido es el logista de Cirugía en Turkana. Y él le da al Proyecto un giro radical, consigue financiación organizando eventos y organiza las campañas con un equipo del hospital de Lodwar, se seleccionan los casos meses antes de que lleguemos allí. Esto ha hecho que pasemos de ver 200 pacientes en una campaña a ver 800, el número de cirugías ha pasado de 60 a más de 200. Hemos tenido que incorporar nuevos especialistas (ginecólogos, traumatólogos, maxilofacial). Hemos crecido no solo en la asistencia porque hemos incorporado también la docencia y la investigación al Proyecto.
 
Docencia en la Universidad, cada año nos acompañan alumnos del grado de Medicina que se dedican a tareas de investigación y fruto de este trabajo son las comunicaciones a congresos, las publicaciones y sus trabajos de fin de grado. 
 
Proyectos de investigación en el campo de la Nutrición, de las enfermedades olvidadas (madura foot) y de las enfermedades de transmisión sexual.
 
Y nuevas herramientas como la Telemedicina que desde el año 2016 nos ayudan al diagnóstico de los pacientes gracias a la ecografía.
 
-¿En el mundo de la cooperación y voluntariado hay diferencias de género?
 
En mi opinión, no.
 
-¿Qué significa ser mujer y cooperante? 
 
Yo creo que ser Cooperante te da una visión real del mundo en el que vivimos, te acerca a otras realidades que te enriquecen y eso es igual seas hombre o mujer. Las mujeres debemos tener una inquietud en este sentido mayor que los hombres porque lo cierto es que hay muchas mujeres en este campo. Aunque no nos sobre el tiempo buscamos la manera de participar en proyectos como Cirugía en Turkana. Yo creo que muchas cosas en cooperación se ven a través de los ojos de una mujer.
 
-¿Existen retos diferenciados?
 
No, existen retos y lo que hay que hacer es trabajar para conseguir nuestras metas.
 
-¿Le ha influido ser mujer en su trayectoria profesional y humanitaria?
 
No lo sé porque nunca he sido otra cosa. Creo que a las mujeres nos estimulan los retos, no nos da pereza trabajar inmersas en el caos y sobre todo nos rebelamos contra las injusticias. Somos prácticas y nos ponemos manos a la obra sin buscar un reconocimiento más allá del que produce devolver la sonrisa a alguien que sufre. 
 
-¿Es posible la conciliación entre trabajo, cooperación y familia?
 
Eso depende del resultado. En mi caso, la felicidad que acarrea mi trabajo en Turkana compensa todo y me organizo para conciliarlo todo sin renunciar a nada. Creo que eso una mujer lo hace mucho mejor que un hombre.
 
– Actualmente dirige el proyecto en Turkana y difunde su actividad en diversos Congresos Nacionales e Internacionales.  ¿Hay representación de las mujeres en su equipo?
No solo la hay, sino que somos mayoría. En mi equipo el 95% somos mujeres. 
 
– Brecha salarial, falta de conciliación, poca presencia de mujeres en puestos de Dirección en el ámbito de la Medicina e investigación. ¿Es consciente de esta realidad?
 
Pues yo no soy tan pesimista. Es cierto que los puestos directivos siguen estando acaparados por los hombres pero creo que la mujer del siglo XXI ha comenzado un camino que no tiene vuelta a atrás. Cuando veo a mis alumnos de medicina en clase veo un 80% de mujeres, y cada vez son más. Así que dentro de unos años ya no podremos decir esto, los hombres se han quedado atrás y llegará un día en que las mujeres seamos las únicas que ejercen la medicina. Lo importante es no olvidar quienes somos, la esencia de la mujer hay que conservarla. No podemos replicar los modelos masculinos de ego, poder, etc. Ellos han perdido mucho terreno por eso, nosotras debemos aprender de ello y no cometer los mismos errores.
 
-A su juicio. ¿Qué queda por trabajar para que estas desigualdades no existan?
 
Nada, es cuestión de tiempo. Las mujeres deben ser capaces de tener autonomía y eso se consigue con esfuerzo, sacrificio, estudiando. Y no olvidando nunca de dónde venimos y a dónde queremos ir. No olvidar el ejemplo de nuestras abuelas.
 
-¿Existe desigualdad de género en el acceso a la salud entre la población de Turkana?
 
Lo que existe es la condición femenina, que marca el destino de estas mujeres. Ellas no eligen nunca, están predeterminadas a la maternidad sin tregua. Este es su drama, lo que las hace morir cuando paren o enfermar por ello. No tienen herramientas para alcanzar lo que nosotras tenemos: la capacidad de decidir sobre su futuro.
 
Turkana, el primer bar solidario
 
Turkana es un bar-restaurante en la Latina (Madrid), en el cual el 100% de los beneficios obtenidos son dedicados al proyecto de www.cirugiaenturkana.com, inicialmente la idea era acondicionar el hospital de Lodwar donde desarrollan su labor, pero el mismo ya ha sido rehabilitado en parte, así que en la actualidad y a petición de los cirujanos nuestro proyecto se centra en financiar material y medicamentos para que las campañas de cirugía sean lo más exitosas posibles e intentar que el grupo de cirujanos que se desplaza en la actualidad una vez al año a la zona, puedan ir hasta dos veces al año a Lodwar, Turkana (Kenia) , y conseguir que en el futuro pueda haber personal formado de forma permanente en el hospital de Lodwar con contacto habitual con los cirujanos en España para así poder solucionar y/o organizar los casos a la espera de la próxima campaña quirúrgica
 
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