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Dr. Sergio Minué: «Iona Heath, antídoto contra estupideces»

Iona Heath, médico general británica, colaboradora habitual en el BMJ y presidenta del Royal College of General Practitioners hasta hace poco tiempo, es una experta con gran influencia moral en el ámbito de la Atención Primaria, a la que el doctor Minué, con este artículo, rinde un especial homenaje

Madrid, 6 de junio 2013 (medicosypacientes.com)

«Iona Heath, antídoto contra estupideces»
Dr. Sergio Minué. Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria

Siempre necesitamos referencias. Personas que por su talento nos puedan orientar cuando estamos perdidos. En el ámbito de la medicina de familia Iona Heath es una de ellas. Médico general británica, colaboradora habitual en el BMJ y Presidenta del Royal College of General Practitioners hasta hace poco tiempo, es quizá la persona de mayor influencia moral en el ámbito de la Atención primaria desde la desaparición de Barbara Starfield, otro gigante. No solo por su conocimiento sobre el desempeño del ejercicio profesional de un médico de cabecera, sino por su capacidad de análisis de los principales asuntos de nuestros tiempo, desde la medicalización de la sociedad a la reflexión sobre la muerte (su libro Ayudar a morir, debería ser de lectura obligada en nuestras universidades).

Iona Heath volverá a visitar Granada apenas un año después de su anterior visita para impartir la Conferencia Inaugural del XXXIII Congreso de la Sociedad española de Medicina Familiar Y Comunitaria. Especialmente necesario escucharla en esta época oscura, en que los desatinos abundan.

El último de ellos ha sido la ocurrencia del Presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Juan Rosell, quien considera que es necesario «industrializar la sanidad», llegando a decir que «los crónicos cada vez gastan más, para eso hay que emplearlos de otra manera». No es de extrañar que un empresario considere que la enfermedad en sí misma es un proceso productivo, sin demasiadas diferencias con el que puede sufrir el proceso de fabricación de ladrillos, televisiones o latas de melva canutera. Lo preocupante es que a alguien tan insensato se le de tanta audiencia (por parte de medios de comunicación, organizaciones de todo tipo o las propias administraciones públicas).

Como contraste con la burda asimilación del paciente crónico a un empleado despilfarrador empeñado en gastar por gastar, nada mejor que leer las palabras de la Dra. Heath en el Michael Shea Memorial Lecture, que tuvo lugar en Edimburgo el pasado mes de septiembre con el shakesperiano título de » Loves Labour Lost».

En él habla del reduccionismo imperante en ciencia y economía, y especialmente aplicado en  el ámbito de la educación y la salud (los dos ámbitos que más reingeniería precisan según Rosell). Heath escribe:

«Ambos implican una falsa certeza. Ambos consideran al cuerpo como una máquina y a la medicina como la forma de buscar soluciones técnicas. Ambas están desconectadas de cualquier noción de lo que es el sufrimiento humano. Pero por mucho que digamos, la medicina no es ingeniería, el cuerpo humano no es una máquina y no existen soluciones fáciles. La tendencia dominante es hacia la certidumbre y el control. La certeza finge que hay siempre respuestas correctas y esa ilusión establece las bases para el control y la coacción».

Y respecto a los intereses de las corporaciones (como las que representa Rosell) señala: «Es el interés de los beneficios empresariales el que respalda la conversión de pacientes y médicos a unidades reemplazables (uno en lo relativo a necesidades de salud y otro en cuanto a provisión de servicios). Dichas tendencias están generando beneficios comerciales enormes y además crecientes, desviando la atención dentro de los sistemas sanitarios desde los enfermos a los sanos, de los viejos a los jóvenes; desplazando los cuidados realizados a través del acto de tocar hacia un sistema dirigido por papeles y ordenadores. Esas tendencias operan en interés de los políticos, porque un sistema en el que los agentes son intercambiables,  es mucho más fácil de organizar y controlar, minimizando las posibilidades de que profesionales y pacientes establezcan alianzas políticas con capacidad de generar atención pública sobre las deficiencias y fallos del gobierno. Las tendencias actúan en el interés del capital global porque los beneficios del mercado se maximizan allí donde consumidores y empleados pueden estandarizarse».

Las ocurrencias de Rosell aparecieron esta semana en todos los medios. Las palabras de la Dra Heath apenas tienen repercusión. Razón de más para escucharla hoy jueves.

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