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Dr. Rodrigo Gutiérrez: «Dar explicaciones. A años luz»

El Dr. Rodrigo Gutiérrez Fernandez aborda las conclusiones finales sobre el maltrato sistemático y la inadecuada atención prestada a los pacientes del hospital de Staffordshire que provocó que el primer ministro británico, David Cameron, pidiera disculpas en el parlamento de Londres y deja en evidencia que España está a años luz de esta actitud

Madrid, 12 de febrero de 2013 (medicosypacientes.com)

El Dr. Gutiérrez se pregunta en el blog si alguien imagina a al presidente del Gobierno español dando cuentas de un informe semejante en el Congreso de los Diputados  y pone de manifiesto la importancia de este informe que revela como los intereses económicos primaron sobre la calidad de la asistencia en ese centro hospitalario.

En palabras del Dr. Gutiérrez, «Si hay algo que podemos aprender de las conclusiones del Francis Report en estos momentos es, sobre todo, la necesidad de primar la atención y el cuidado a los pacientes sobre cualquier otra consideración. Hay que seguir insistiendo en la participación, la toma de decisiones compartida, la escucha activa de la «voz de los pacientes» (y las de sus familiares) y no anteponer nunca los intereses económicos, corporativos o profesionales. La búsqueda de la eficiencia a ultranza en los servicios sanitarios no puede convertirse en un fin en sí mismo, como parece demostrar esta desgraciada y terrible historia.

Entre el humo y la niebla de estos días aciagos y turbios, en los que las noticias sobre el sector sanitario se refieren sobre todo a recortes, planes de privatización y a las vicisitudes personales por las que atraviesa la titular del Ministerio de Sanidad, encontramos una noticia verdaderamente interesante en las páginas de los periódicos: Cameron pide perdón por el mayor escándalo sanitario en Reino Unido

Una Investigación Independiente dirigida por el abogado experto en negligencias médicas Robert Francis, acaba de hacer públicas las conclusiones finales sobre el maltrato sistemático y la inadecuada atención prestada a los pacientes del hospital de Staffordshire (Mid Staffordshire NHS Foundation Trust). Las cifras de mortalidad registradas por este centro sanitario del NHS en el periodo comprendido entre 2005 y 2008 superaron las previsiones estadísticas (de mortalidad esperable), entre 400 y 1.200 personas. El informe final destaca que «si bien resulta imposible establecer que esos pacientes habrían sobrevivido con mejor atención y tratamiento, sí se ha confirmado que cuando menos fueron víctimas de una gestión que primaba la consecución de objetivos económicos por encima de la calidad del servicio».

La narración de los hechos ocurridos que contiene el Francis Report es un auténtico muestrario de horrores, que parece extraído de la peor de las pesadillas:

«La evidencia de las investigaciones ha desvelado que los pacientes fueron abandonados y maltratados por el Mid Staffordshire NHS Foundation Trust. Hubo falta de atención, de compasión, de humanidad y de liderazgo. No se observaron las normas más básicas de cuidado y no se respetaron los derechos fundamentales a la dignidad. Pacientes vulnerables y de edad avanzada se quedaron sin lavar, sin comer y sin beber. Fueron privados de su respeto y dignidad. Algunos pacientes se vieron obligados a aliviarse en sus camas al no facilitarles ninguna ayuda para ir al baño. Otros permanecieron en sus camas entre sábanas manchadas de excrementos. Tuvieron que soportar condiciones inmundas en sus salas y habitaciones. Hubo incidentes de trato cruel por el personal. No se prestó ninguna ayuda a pacientes que no podían comer ni beber solos. Algunos medicamentos fueron prescritos pero no se administraron. El servicio de urgencias y algunas salas no tenían suficiente personal para poder prestar una atención eficaz y segura. Los pacientes fueron dados de alta sin un informe apropiado y sin ninguna consideración sobre su bienestar.»

Apenas una hora más tarde de hacerse público el informe de la Comisión el primer ministro David Cameron reconoció en la cámara de los comunes en Londres (6-2-2013) que lo ocurrido en Staffordshire «no sólo estuvo mal, sino que fue verdaderamente terrible», añadiendo que «No podemos decir con confianza que los fallos de la asistencia están limitados a un único hospital».

Desde que en 2009 estallase este enorme escándalo sanitario, ha sido objeto de varias investigaciones que inicialmente se saldaron con una simple crítica a los pobres estándares hospitalarios, la dimisión voluntaria de algunos gestores y ninguna sanción expresa.

Sin embargo, la presión de los familiares de esos pacientes maltratados, exigiendo un examen en profundidad del sistema para buscar soluciones y exigir responsabilidades, fue determinante para forzar esta última investigación oficial que en su día el Partido Conservador prometió en su programa electoral.

Para algunos analistas y observadores este segundo informe expone una realidad aún más inquietante y grave, es decir, que en algunos lugares el NHS parece haber perdido su brújula moral, situando la humanidad básica de los cuidados y de la asistencia en un segundo plano con respecto a los objetivos políticos centrales, el desempeño financiero y la reputación organizacional. Tal vez el NHS no era la joya de la corona que se pensaba…

Básicamente la investigación pública, que ha costado un total de 13 millones de libras, ha tratado de responder a tres cuestiones principales:

¿Cómo pudo ocurrir y cómo se permitieron la desatención y los pobres cuidados por gestores, enfermeras y médicos?

¿Por qué se ignoraron las voces de los pacientes y las familias?

¿Por qué tardaron tanto tiempo las autoridades regionales y nacionales del NHS en comprender el fracaso del hospital y tomar las medidas oportunas?

El resultado final conforma un extenso catálogo con 290 recomendaciones que se resume en el establecimiento de un código de conducta más riguroso, el reforzamiento de los controles del personal y la creación de un cuerpo de inspectores para velar por unos centros sanitarios «limpios y seguros, en los que se cuide a los pacientes, y no sean meros espacios de gestión burocrática».

Aunque en gran medida se apunta a los errores de gestión, desde los máximos responsables hasta la base, seguramente no habrá mayores consecuencias más allá de la severa censura. Se hace más hincapié en el comportamiento individual de los trabajadores independientemente de las condiciones laborales si bien, según las recomendaciones de la investigación, el personal del NHS, médicos, enfermeras y gestores, deberían afrontar sanciones penales si encubren sus errores o los de sus colegas en el trato que dispensan al paciente.

Por lo pronto parece el Gobierno quiere aplicar las recomendaciones del Informe en todos los centros del sistema sanitario y, con la voluntad al menos de aprender de los errores, comienzan a plantear y proponer soluciones. Donald Berwick, quien fuera prestigioso director del Institute for Healthcare Improvement (IHI), y administrador responsable de los centros para servicios de Medicare y Medicaid hasta noviembre de 2011 (puesto al que renunció por las presiones de los senadores republicanos), ha sido nombrado para asesorar al gobierno británico sobre la mejora de la seguridad y la atención al paciente en el NHS:  Donald Berwick, ex-Obama health director, to advise on U.K.s national health service aplicando el principio «cero daños» a los pacientes y un enfoque de «cero tolerancia» frente a las normas que permitan una atención deficiente.

«Calidad de la atención significa no aceptar que las infecciones hospitalarias y las úlceras de decúbito son de alguna manera riesgos laborales, y que no pasa nada o en cierta manera está bien si ocurren o se producen en pequeña medida», dijo Cameron a los miembros del parlamento. «It is not OK. They are unacceptable. Full stop. End of story. That s what zero harm means.» (No está bien. Son inaceptables. Punto final. Fin de la historia. Eso es lo que significa cero daños).

En su declaración a la prensa Robert Francis ha afirmado:

«Esta es una historia del atroz e innecesario sufrimiento de cientos de personas. Se falló por un sistema que ignora las señales de advertencia y antepone los intereses corporativos y el control de costes al cuidado de los pacientes y a su seguridad. Las 290 recomendaciones del Informe están destinadas a cambiar esa cultura y a asegurarse de que los pacientes son lo primero.»

«Necesitamos una cultura centrada en paciente, ninguna tolerancia al incumplimiento de normas fundamentales, apertura y transparencia, franqueza con los pacientes, un fuerte liderazgo cultural, el cuidado compasivo de la enfermería y una útil y precisa información sobre los servicios.»

Nada más y nada menos.

Pasará algún tiempo y será preciso incorporar cambios importantes en la normativa, en las formas de gestión y en la práctica clínica profesional. Si hay algo que podemos aprender de las conclusiones del Francis Report en estos momentos es, sobre todo, la necesidad de primar la atención y el cuidado a los pacientes sobre cualquier otra consideración. Hay que seguir insistiendo en la participación, la toma de decisiones compartida, la escucha activa de la «voz de los pacientes» (y las de sus familiares) y no anteponer nunca los intereses económicos, corporativos o profesionales. La búsqueda de la eficiencia a ultranza en los servicios sanitarios no puede convertirse en un fin en sí mismo, como parece demostrar esta desgraciada y terrible historia.

Por último, la necesidad de dar explicaciones y rendir cuentas: transparencia, información, publicidad, «luz y taquígrafos». ¿Alguien se imagina a nuestro Presidente del Gobierno dando cuenta de un Informe semejante en el Congreso de los Diputados?

Estamos a años luz…

 

 

 

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