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Dr. Pérez Artigues: «La comunicación médico-paciente, reflexiones desde la Deontología Médica»

Recientemente, tuvo lugar en el Colegio de Médicos de Baleares el IV Foro de Ética y Deontología, dedicado a la «Comunicación médico-paciente en situaciones clínicas complejas». Dicho evento suscitó una serie de reflexiones que el presidente de la Comisión Deontológica, Dr. Pérez Artigues, expone en este artículo de opinión

 

Palma de Mallorca, 19 de noviembre 2015 (medicosypacientes.com)


«La comunicación médico-paciente, reflexiones desde la Deontología Médica»

Dr. J.A. Pérez Artigues, presidente de la Comisión de Deontología del Colegio de Médicos de Baleares.

Empecemos con una mención al médico tal vez más importante del mundo latino medieval, el Dr. Arnau de Vilanova, el cual formuló en su día las siguientes recomendaciones: «el médico debe ser preciso en el diagnóstico, cuidadoso y exacto al prescribir, circunspecto y precavido al responder las preguntas, justo al hacer promesas, no debería prometer salud, ya que así asumiría una función divina e insultaría a Dios. Debería, antes bien, prometer lealtad y atención, ser discreto al hacer las visitas, debe ser cuidadoso al hablar, modesto en el comportamiento y amable con el paciente»1. Con un comportamiento del médico tal como proponía este colega de la época medieval, el profesional minimiza el riesgo de conflictos con sus pacientes; pero aún así éstos pueden surgir y no cabe duda que una inadecuada comunicación es la base de muchos problemas, por ello seguir las directrices de este médico de la época medieval pasa por establecer una buena comunicación con el paciente.

Primero, decir que la comunicación no es una acción, es un proceso. Es un conjunto de acciones en el cual están comprometidos por lo menos dos seres vivos que se relacionan. Y segundo, señalar que cuando dos personas o más interaccionan es imposible no comunicarse. De hecho la manera de recibir al paciente con nuestro atuendo (bata o sin ella), nuestro aseo personal, la actitud que mostramos cuando le invitamos a entrar en la consulta, llamarle o no por su nombre, si le damos o no la mano, invitarle a sentarse…son ya formas de comunicación. La comunicación no es sólo verbal y más importantes diríamos que, en medicina para crear un clima de confianza con el paciente, son las comunicaciones no verbales (postura, mirada, cercanía al paciente) y paraverbales (volumen y tono de la voz, fluidez verbal). Sobre las formas, actitudes y lenguaje con el paciente habla nuestro Código de Deontología Médica (CDM)2 en su artículo 8.1 en el que dice: «El médico debe cuidar su actitud, lenguaje, formas, imagen y, en general, su conducta para favorecer la plena confianza del paciente».

Una vez hemos recibido al paciente en la consulta, debemos identificarnos si es el primer contacto que establecemos con él. Así lo obligan el artículo 10 del CDM2: «Un elemento esencial de la información es dar a conocer al paciente o a sus allegados la identidad del médico responsable de su proceso asistencial, así como la de aquel que en cada momento le preste asistencia»; y la Declaración de la Comisión Central de Deontología: «La figura del médico responsable»3 aprobada por la Asamblea General del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos el 14 de noviembre de 2014. Si además alguien nos acompaña en la consulta (estudiante o residente) debemos también presentarlo y preguntar al paciente si no le importa que esté presente en su asistencia.

En este proceso de comunicación ya establecido, practicar una escucha activa, saber hacer las preguntas en el momento oportuno, dar feedback adecuado y mostrar empatía son cuestiones claves para una buena relación asistencial.

Se cuenta que le preguntaron al Dr. Gregorio Marañón cuál había sido la innovación más importante en los últimos años en medicina, el cual tras unos segundos pensativos respondió: «La silla que nos permite sentarnos al lado del paciente, escucharlo y explorarlo»4. Tal vez una anécdota, pero nos viene a recordar que las nuevas tecnologías no deben hacer perder la humanización del acto médico. Es más, la comunicación es una herramienta más del arsenal terapéutico que tenemos los médicos en general, y los médicos de familia en especial por las características propias del primer nivel asistencial que son la atención integral, en repetidas ocasiones (continuidad) y a lo largo de la vida del paciente (longitudinalidad).

Más artículos del CDM2 están relacionados con la comunicación. Todos aquellos que tienen que ver con la información al paciente, pues para que el paciente entienda bien dicha información necesitamos establecer con él una comunicación efectiva y empática. En esto el CDM2 es tajante cuando dice en su artículo 16.1: «La información al paciente no es un acto burocrático sino un acto clínico. Debe ser asumida por el médico responsable del proceso asistencial, tras alcanzar un juicio clínico preciso». De ello se desprende que informar al paciente, más allá que un acto administrativo impuesto por ley, es un acto clínico con unas tremendas implicaciones éticas y deontológicas.

Finalmente, señalar dos artículos más del CDM2 en los que la comunicación es clave: el artículo 12 del CDM2 en relación con la autonomía del paciente, referido a la información necesaria para éste poder decidir, con el reconocimiento explícito del derecho al rechazo al tratamiento si el paciente así lo decide; y el artículo 15 que establece: «El médico informará al paciente de forma comprensible, con veracidad, ponderación y prudencia. Cuando la información incluya datos de gravedad o mal pronóstico se esforzará en transmitirla con delicadeza de manera que no perjudique al paciente». Se necesitan habilidades para comunicar bien las malas noticias y la formación es clave para aquellos profesionales que no se sientan suficientemente capacitados en dicha materia. En este sentido les recomendamos la lectura del artículo del Dr. Jacinto Bátiz «Cómo dar bien las malas noticias en el final de la vida» 5.

No olvidamos otra cuestión importante que es la comunicación entre los médicos y entre éstos y los distintos profesionales de los equipos asistenciales, pero las relaciones de los médicos entre sí serán objeto de otras reflexiones desde el punto de vista ético y deontológico.

Referencias

1. De Vilanova A. Opera Medica Omnia. Barcelona: Publicacions i Edicions UB; 2006

2. Código de Ética y Deontología Médica. Guía de Ética Médica. Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos: Madrid, Julio de 2011.

3. La figura del médico responsable. Declaración de la Comisión Central de Deontología. Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos: Madrid, Noviembre de 2014.

4. elpais.com/diario/1989/10/28/sociedad/625532403_850215.htm

5. Bátiz J.Cómo dar bien las malas noticias en el final de la vida. Página de Bioética. Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Provincia de Castilla. Hermanos Hospitalarios. Diciembre 2012. Nº XXVII: 290-292

 

 

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