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Dr. José Ramón Repullo: “La Escuela de la Profesión es una cámara de resonancia para que los mensajes del ámbito colegial médico lleguen a la sociedad y sus instituciones”

El Dr. José Ramón Repullo, profesor de la Escuela Nacional de Salud, señala en esta entrevista, que la Escuela de la Profesión Médica, que tiene lugar esta semana los días 23 y 24 de septiembre en Santander, “es un punto de referencia anual y una cámara de resonancia para que los mensajes del ámbito colegial médico puedan llegar a la sociedad y sus instituciones”

El Código de Deontológica Médica, las competencias transversales, o los valores del profesionalismo son responsabilidades colegiales. ¿Cómo ve usted la iniciativa del CGCOM de impulsar y difundir la “Escuela de la Profesión Médica”?

 
Creo que se trata de una excelente iniciativa, que refuerza la responsabilidad social y sanitaria del mundo colegial médico y da continuidad a la reflexión que en las Convenciones de la Profesión Médica se han ido produciendo. Cabría hacer algún comentario sobre los tres ámbitos del profesionalismo al que ha hecho mención.
 
Con la Deontología Médica, conviene tener una mirada más amplia: no se trata solamente de un conjunto de reglas para enjuiciar el comportamiento de los médicos. Al formular un código de Deontología, al analizarlo, al estudiarlo y al compartirlo, se facilita su internalización. La Deontología debe ser inspiradora de conductas virtuosas ante problemas complejos y animadora de la cooperación entre médicos. Estas dimensiones se benefician de una Escuela de la Profesión Médica que -cada año- traiga dilemas deontológicos para pensar conjuntamente y orientar la praxis profesional.
 
Las competencias transversales constituyen una segunda dimensión esencial y que, por muchas razones, hoy está en el foco del debate académico y profesional. Para ser buen médico y hacer buena Medicina no solamente son necesarios los conocimientos médicos específicos o las habilidades clínicas asociadas, hay que poseer y saber hacer otras cosas: la relación con los pacientes, los valores, actitudes y ética, la madurez para trabajar en un contexto de sistema de salud y la adquisición de determinadas capacidades personales en comunicación, aprendizaje de adultos y mejora continua, y manejo de información.
 
El debate es actual, pero el problema es secular: las competencias transversales son el pegamento mágico que cohesiona la buena Medicina de antes y de ahora. Y, si el mundo colegial no acoge y cultiva estas competencias, la actual tecno-medicina, que tiende al intervencionismo y la fragmentación, derivará en unos cuidados menos efectivos, más iatrogénicos, menos humanos y escasamente sostenibles. 
 
Los valores son algo más que un bello discurso para conferencias o declaraciones. La moderna teoría de la “economía del comportamiento” ha demostrado que expresar y solemnizar los valores es una buena forma de que sean tenidos en cuenta. Definirlos, divulgarlos, ejemplificarlos y reiterarlos puede ser de una gran ayuda en tiempos de desorientación moral y modernidad líquida. Y por eso, es una buena noticia que tengan un lugar en la Escuela de la Profesión Médica. Nos ayudará a ser mejores médicos y mejores personas. 
 
La Escuela de la Profesión crea un escenario para albergar el trabajo de reflexión e intercambio de visiones, pero también es un punto de referencia anual y una cámara de resonancia para que los mensajes del ámbito colegial médico puedan llegar a la sociedad y sus instituciones.
 
La primera actividad de la “Escuela de la Profesión Médica” será el Seminario de verano de los días 23 y 24 de septiembre en Santander, donde se abordarán dos temas, “La reconstrucción sanitaria y profesional tras la pandemia” y “La evaluación en el continuum formativo de los médicos ¿una quimera?” En su opinión ¿estos seminarios son de interés para los profesionales?
 
La reconstrucción sanitaria es la gran tarea institucional que debemos conocer, en la cual debemos participar, y a la que tenemos la obligación de trasladar nuestra visión y posicionamientos. En septiembre, los procesos por los cuales los fondos europeos pueden invertirse para financiar y recapitalizar a los servicios sanitarios, así como para catalizar transiciones tecnológicas necesarias, estarán mejor definidos. Interesa mucho que los fondos se apliquen correctamente y que las reformas necesarias se articulen y apliquen. 
Hay también una reconstrucción profesional, donde los médicos tenemos un papel determinante: la forma en la cual nos representemos colectivamente lo que ha sucedido, permitirá activar los lazos de apoyo mutuo y de exigencias a las instituciones para que den respuesta al daño material y moral causado en la profesión médica, y ayuden a honrar la deuda contraída por la sociedad con sus sanitarios tras este año y medio de pandemia. 
El seminario que abordará el reto del continuum formativo es el otro plato fuerte de la Escuela de la Profesión Médica. Pasar revista a cómo tenemos ese proceso formativo que va desde el grado a la formación continuada es muy importante, porque cada ámbito institucional del que dependen las fases tiende a trabajar con lógicas y esquemas diferentes. Los gaps entre escuela, universidad, especialización y centros sanitarios son notables y no fáciles de resolver, aunque quizás sí son posibles de mitigar. Junto con el análisis, el Seminario profundiza en la evaluación como componente capaz de dinamizar las transformaciones, y también como reto metodológico que plantea muchos interrogantes para el mundo educativo. 
Un gran menú es el que nos ofrece esta Escuela para los próximos 23 y 24 de septiembre, y un excelente futuro que nos anuncia para años sucesivos.
 
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