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Alberto Giménez: «El 60% de las personas que recibe rehabilitación intensiva tras un ictus recupera su independencia total sin graves secuelas»

La implantación del Código Ictus ha demostrado disminuir la mortalidad de pacientes que han sufrido un ictus en España, sin embargo para Alberto Giménez Artés, presidente de la Fundación Casaverde, que trabaja en la investigación y rehabilitación de la enfermedad, considera que "hay mucho trabajo por hacer" en las fases posteriores como es en la rehabilitación; ya que muchas personas no disponen de acceso a la misma y resulta clave en la recuperación. Según explica en esta entrevista "el 60% de las personas que recibe rehabilitación intensiva tras un ictus recupera su independencia total sin graves secuelas"

Con motivo del Día Mundial del Ictus, que se celebra hoy, el presidente de la Fundación Casaverde, hace alusión en esta entrevista a «MedicosyPacientes», al libro: «El plan de Atención del Ictus de la Comunidad de Madrid 10 años después», publicado por la institución y que analiza la evolución del “Código Ictus” una década después de que se implantara y estableciera protocolos necesarios para atender a las personas que padecían esta enfermedad, desde la detección de síntomas, atención hospitalaria hasta la posterior rehabilitación. 
 
El ictus es la principal causa de discapacidad en adultos en España, primera causa de muerte en mujeres y segunda en hombres. Es por ello que, este libro pretende, para Giménez Artés, analizar «dónde estamos ahora, cuáles son los efectos, los fracasos, las luces, las sombras y que líneas podemos marcar para la evolución de la atención de la enfermedad», además del devenir de la misma, la estrategia de su desarrollo, los retos fundamentales y su impacto económico y social. 
 
Para el experto, el Código Ictus ha demostrado en las primeras fases de atención muy buenos resultados.»Se ha conseguido atender a los pacientes que han sufrido un ictus en tiempo récord aplicando técnicas como la trombolisis o la tromboctomia  que procuran prácticamente disolver el trombo o eliminarlo. Se ha conseguido reducir la mortalidad: antes fallecía una de cada tres personas, ahora es una de cada ocho o nueve».
 
«Estamos salvándole la vida a las personas pero una vez sobreviven al ictus hay que seguir atendiéndolas»
 
Ahora, a su juicio, se necesita poner el foco en la rehabilitación. Está demostrado, tal y como explica, que una rehabilitación intensiva y temprana especializada en el hospital de media estancia y luego un seguimiento posterior, logra que una persona que tiene una dependencia grave o severa a consecuencia del ictus recupere su independencia normal o a recibir cuidados mínimos en el 60% de los casos. Es por ello, que aboga por trabajar en la segunda fase la post aguada «que mejora la salud y la calidad de vida del paciente».
 
«No tenemos recursos suficientes y lo que estamos haciendo es salvarle la vida a las personas pero una vez sobreviven al ictus hay que seguir atendiendolas», señala.
 
El sistema actual garantiza una atención sanitaria razonablemente homogénea y de alta calidad en las fases iniciales, cuando el paciente se encuentra en estado crítico y la supervivencia es el objetivo prioritario. A partir de ese momento, la atención es desigual en los ámbitos de rehabilitación. Por ello, para el presidente de la Fundación Casaverde resulta fundamental dar continuidad al servicio iniciado en fase aguda, ajustando los objetivos a las distintas fases por las que pasa el afectado por daño cerebral y su familia. 
 
Asimismo, el presidente de la Fundación Casaverde insiste en la necesidad de potenciar las políticas de promoción de salud para evitar la prevalencia del ictus, que ha aumentado un 20% en los últimos 10 años y espera aumentar un 15% en los próximos. «Hay que trabajar en políticas de salud para evitar los factores de riesgo que producen la enfermedad. En el más del 80% de los casos está en nuestra voluntad evitarlos como puede ser la obesidad, el tabaquismo, la falta de actos saludables, la hipertensión arterial y la diabetes que son muy controlables a través de medicación y de seguimiento».
 
Para el experto el análisis en la atención al ictus es muy extrapolable a todo el Sistema Nacional de Salud. Una atención, que a su juicio «es muy buena en la fase aguda» pero no el la postaguda». «No no estamos dirigiendo los recursos necesarios a las fases previas como la promoción de la salud y a las fases posteriores de rehabilitación o incluso mas allá de la cronicidad», insiste.
 
«Es por tanto muy interesante estudiar la evolución desde el tratamiento del ictus tanto en la enfermedad como en el modelo para que nos pueda inspirar en todo el sistema», asegura el presidente de la Fundación Casaverde para después manifestar que cada vez las Administraciones son más conscientes de la  necesidad de destinar recursos a las fases de promoción de la salud y a la fase post aguda.
 
En la entrevista, también resalta la importancia de contar con un equipo multidisciplinar en la atención del ictus con un médico rehabilitador, fisioterapia, logopedia, terapia ocupacional o  psicología. «Se necesita a un equipo en cada una de las fases, teniendo en cuenta que, en la fase postaguada, la motivación del paciente es clave» y el papel clave del cuidador y su situación. 
 
 
 
 
 
 
 
 
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